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miércoles, 15 de agosto de 2012

¿Son realmente tan diferentes las culturas oriental y occidental?

En este largo tiempo transcurrido entre la última entrada y esta que realizo ahora, ha llegado a mis manos un ensayo realizado por Harry H. Gelber, titulado El dragón y los demonios extranjeros. He de reconocer que mi idea sobre la cultura china en general, y su historia en particular, es muy difusa, vaga, llegando a ser casi inexistente. Normalmente, por deferencia o indiferencia, muchos nos inclinamos a estudiar las culturas más cercanas. A mí, personalmente, me encanta la cultura romana. Por eso muchas de las entradas del blog van encaminadas a resaltar pequeñas anécdotas de esa civilización que nos ha dado a luz, de manera figurada, junto con la griega, a los que ahora nos llamamos occidentales. En todos los aspectos diarios vemos ejemplos que las personas de nuestras sociedades ponen sobre comparación de culturas anteriores o posteriores en el tiempo, pero dentro de un mismo espacio que es Europa. 
¿Qué es lo que pasa cuando encontramos esos mismos parecidos en culturas o civilizaciones tan lejanas en el espacio, pero no en el tiempo?
Leyendo la página 39 del ensayo antes mencionado, el autor nos habla de una sociedad en la que la guerra es considerada algo sagrado, en torno al siglo V a.C., haciendo comparativos a veces con las culturas griega y romana, para que sea más entendible a nuestros ojos. Pero hay una pequeña frase que, de repente, hizo que me dejara perplejo: los chinos realizaban "triunfos" al modo romano cuando ganaban una guerra o una campaña militar. Hasta la dinastía Qin y la dinastía Han -que comprende más o menos los siglos de esplendor, en parte, de la cultura romana- al realizarse la guerra como un acto religioso más, se celebraban este tipo de actos cuando un general o un emperador conseguía algún tipo de triunfo militar. Así que, debemos imaginarnos toda la pompa que rodearía a estos actos, con las consabidas marchas militares por la capital del imperio, frente al Rey de todo lo que está bajo el cielo.
Este tipo de actos, para nosotros son comunes en la cultura romana, donde en las películas del género peplum o incluso en series de televisión recientes, asistimos a la celebración de triunfos. Digamos que estamos familiarizados con estos actos de promoción personal pero con una carga religiosa grande, pues se realizaban sacrificios -incluso humanos, por ejemplo, en Roma- en honor de diversos dioses. De hecho, sobre la celebración del triunfo en época romana, recomendamos un ensayo de Mary Beard titulado El triunfo romano, donde la autora nos explica desde el punto de vista de las fuentes escritas la evolución del mismo, hasta su desaparición ya en época bajoimperial. 
Así pues, aunque sólo sea en estos casos puntuales, encontramos grandes parecidos entre lo "nuestro" y lo de los demás. Parecidos que nos deberían hacer reflexionar sobre otros muchos temas. 

En siguientes entradas iremos añadiendo algunos de estos parecidos, que nos acercan más a la cultura del Río Amarillo.

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