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martes, 29 de noviembre de 2011

San Ginés de la Jara en época Moderna (s.s. XVI-XVIII)

Cuando hablamos de la Edad Moderna en San Ginés, podemos estar ante los siglos de mayor esplendor del monasterio. Pero, con respecto a la dimensión del mismo dentro de la sociedad, y su importancia dentro de la misma, así como su influencia en el devenir religioso de Cartagena y su campo.
Podríamos decir, que el impulso a San Ginés viene de la mano de D. Juan Chacón, adelantado de Murcia con los reyes Católicos, y tratado en anteriores publicaciones. Este personaje, del que apenas sabemos datos biográficos, salvo que casó con una Fajardo, y fueron los padres del primer Marqués de los Vélez, imprimió bastante fuerza, con construcciones que, pese a lo que más tarde diría Cascales, los restos son bastante monumentales.
El autor del siglo XVII, afirmaba que el gran benefactor del monasterio había sido su amigo el Padre Diego de Arce, construyendo ermitas y acabando el patio, todavía en construcción cuando el licenciado visita el monasterio.
Será ya en el siglo XVII, cuando, pese a los ataques piratas, se conozca a San Ginés en todo su esplendor. La descripción del monasterio que hace Cascales, con esa estatua de San Simeón Estilita en el centro del claustro, nos hace pensar en una construcción sencilla pero grande a la vez. Una construcción que atrae, desde tiempos desconocidos todavía, a decenas de peregrinos que van a pedirle algo al santo. Incluso podemos ver en el camino que va al monasterio, a los llamados "morabitos" por el padre Huélamo. Se trata de musulmanes que, creyendo desde época medieval que allí está enterrado un posible santón, van en peregrinación, al igual que los cristianos.
Es también en estos siglos cuando encontramos mayor bibliografía, aunque sea descriptiva o de propaganda, sobre el monasterio. Los ejemplos que siempre citamos de Huélamo y Cascales, son los que nos dan la pauta para ello.
Pero también tenemos una amplia información en los documentos propios del monasterio. Si en la Edad Media, es en el archivo de Murcia donde encontramos la referencia a los litigios entre Agustinos y la Corona de Castilla, hasta el establecimiento de los Franciscanos; en la Edad Moderna, serán las peticiones, procesiones, cuentas y ataques berberiscos, los que ocuparán este legado. Estos documentos, estudiados con anterioridad por F. Henares y A. Egea, entre otros, nos dan la visión, también, de una institución en pleno crecimiento, que necesita abastecerse, y por eso encontramos, en el Archivo Municipal de Cartagena, documentos sobre peticiones al Concejo de la ciudad, en este término. Junto con estos documentos, hallamos otros, no menos importantes, del Marqués de los Vélez, sobre los ataques a la costa. Varios de ellos han sido transcritos en anteriores publicaciones de este blog.
Podemos decir, como afirma A. Egea, que el momento cumbre de San Ginés es cuando se le nombra patrón de la ciudad, en 1677, en un acto envuelto por la leyenda. Leyenda que afirma que un niño, una mano virgen, sacó tres veces seguidas el nombre de San Ginés. 
A partir del siglo XVIII, vemos un monasterio en franco declive, que se acentúa a partir de 1801. Tenemos un documento de ese año sobre la austera economía del monasterio. Documento que será transcrito próximamente. Ya en 1836, con las desamortizaciones, llegaremos al final de la etapa religiosa de San Ginés de la Jara.
El hecho de que el centro de peregrinaje funcionara tan bien durante los años finales del siglo XVI y el siglo XVII, pudo deberse a la Contrarreforma aprobada en Trento, mediante la cual, se da un impulso al catolicismo en todos los ámbitos, ante el cambio en Europa que supone la entrada del Protestantismo. El máximo exponente de esas diferencias, son las guerras religiosas en los Estados Alemanes (Länder), que dará  a la Guerra de los Treinta años. Así pues, vemos como esta actitud de la Iglesia, afecta positivamente a la zona de san Ginés. 
Además, y este es un hecho no muy comentado, veremos como aumenta la afluencia de ermitaños al Monte Miral. Por ese motivo, tal vez, se construirán las ermitas entre los años finales del siglo XVI, y los comienzos del siglo XVII.
Una vez más, debemos reiterar la dificultad a la hora de la interpretación de la Historia del monasterio, atendiendo sólo a las fuentes escritas, que si bien son valiosísimas para su estudio, se complementan muy bien con los estudios arqueológicos, llevados a cabo en los años 1998 y 2007. Pero todavía quedan muchas cosas por investigar en el subsuelo del monasterio.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Hard day´s night!!!








Qué noche la de este día...

Llegamos a casa con la satisfacción del trabajo bien hecho. De haber contribuido, un día más, a que esto salga para delante. 
La reunión de esta tarde, me ha servido para conocer a personas míticas de las que todos los estudiantes nuevos hemos oído en conversaciones sobre los tiempos "heroicos" de Begastri, como diría Jose Antonio. Personas que colaboraron codo con codo con aquel profesor venido del norte, de carácter austero pero cercano a sus estudiantes, y que dejó varias frases para la Historia, que todos los que hemos pasado por sus clases hemos escuchado alguna vez, incluso sintiéndonos aludidos.
Me ha servido para conocer a la persona cuyo trabajo me ha sido de gran importancia para poder encontrar los documentos que más tarde he transcrito para acercaros San Ginés desde el punto de vista la vida cotidiana. Esa vida que todos tenemos, pero que muchas veces queda aplacada por los grandes acontecimientos. Aunque debemos de admitir que el hecho de que se te acerquen a la puerta unos señores vestidos de manera ostentosa, armados hasta los dientes, y secuestrando a personas, no debe de ser plato de buen gusto; esas historias nos ayudan cada día, a comprender más a los habitantes de ese monasterio que se cae a pedazos y que cada vez que pasamos por delante al ir o venir de la playa, decimos: "que injusticia". ¿Qué pensarían sus habitantes ahora, sobre la situación del monasterio?.
Creo que los que vivimos en un tiempo determinado, no tenemos conciencia sobre el mismo tiempo que pasa, y los hechos que acontecen a nuestro alrededor. Esas personas, clérigos, piratas, gentiles, ermitaños, nobles señores; no pensaban que su tiempo iba a pasar. Lo mismo que nuestros padres no pensaban que un día, dándole a un clic, podían ver noticias llegadas de todo el mundo, en la pantalla "extraplana" de un objeto que lo mismo vale para ver la televisión, que para muchas cosas más... Y, por esa regla de tres, no creo que nosotros seamos conscientes de lo que está por venir, cuando nuestros huesos vuelvan a descansar en un sitio que, espero, no sea perturbado, como las paupérrimas tumbas de los monjes y seglares que han sido desbaratadas en el monasterio.
No os podéis hacer una idea de lo destructor que puede ser el hombre. Podemos inventar la bombilla eléctrica, y la silla eléctrica. Y podemos crear las mejores curas y los mayores males. Males como el del expolio que asola nuestro patrimonio, defendido por muchos, pero vilipendiado por otros muchos, a los que nos les importa que el tiempo sepulte las historias allí vividas, come sepultará las suyas propias. Supongo que soy un iluso que sueña con un mundo en el que todo el patrimonio sea respetado. A lo mejor soy un "tal-ibán" del patrimonio. Lo dejo a votación popular...

Buenas noches!

jueves, 24 de noviembre de 2011

En noches como ésta...

Hoy toca noche lluviosa. Una de esas noches que ansío que lleguen todos los años por estas fechas. Noches de fresco otoñal, mezclado con ese olor a humedad, que dejan las gotas de agua al rozar la tierra. Una tierra que soporta un ir y venir de caminantes sin camino, que, como diría Machado, se hace camino al andar. 
Me encanta el rumorcillo que deja en el ambiente mañanero una noche lloviznera. Salir al día siguiente de una tormenta, con la impresión de que la vida vuelve a resurgir de entre las aguas caídas. Me gusta pensar que, en cierto modo, y como pensaban nuestros antepasados, el tiempo es cíclico. Todo vuelve; todo pasa una y otra vez, con variaciones, pero dentro de un mismo universo causal.
¿Qué fuimos en nuestras vidas pasadas? como diría una persona que cree en la reencarnación. O, ¿qué pasó exactamente donde vivimos actualmente? ¿Ha sido nuestro alrededor siempre así? ¿O ha ido evolucionando desde la nada hacia el todo?
Pienso que lo que vivimos ahora es consecuencia de las cosas pasadas, vividas por otros "yoes", y que la vida la dirige un narrador omnisciente, mezclado con las decisiones atemporales que tomamos todos en un momento de nuestra vida. Y, de repente, todo se para. Volvemos a la tierra que nos vio nacer, pero ella siempre seguirá ahí. Podrán hacer edificios, tirarlos y volver a construir. Pero siempre permanecerá algo. Aunque sea en la tradición o en los recuerdos de nuestros descendientes.
Intentándolo explicar desde una óptica entendible, es como visitar un antiguo edificio abandonado. No sé si le pasará a todo el mundo, pero aquí al que escribe, le gusta imaginarse ese edificio con vida. Y parece muchas veces que la vida nunca abandona el sitio. Podemos ver a las personas caminando por un claustro abandonado, regando sus huertos, orando en una iglesia antigua, incluso comiendo. Tomando como ejemplo el tema que nos lleva de cabeza desde hace algunas semanas, el Monasterio de San Ginés; podríamos imaginarnos cómo sería la vida entre esas paredes que un día fueron fortaleza que protegía de los ataques piratas, al día siguiente un monasterio conocido en la zona; para terminar siendo una casa intrusa que deformó todo el edificio y el entorno. Abandonada a su suerte durante décadas, todavía parece que podemos "oler" la vida en esas estancias, en la iglesia. Podemos imaginarnos a las personas labrar los campos cercanos, y entrar en el monasterio asustados cuando un berberisco toma tierra en el Mar Menor. ¿Quién con imaginación, no ha soñado en convertirse en pirata alguna vez? Surcar los mares en busca de aventuras que un día contar en una taberna frente a un vaso de ron, recordando los tiempos en que asaltaba galeones en busca de tesoros. O abordaba pueblos raptando a doncellas para hacerlas esclavas en un harén. 
De éste monasterio que hoy en día está desmochado por la acción del padre tiempo, junto con la desvergüenza de unos muchos, podemos contar mil historias. Y podemos imaginarnos mil más...




martes, 22 de noviembre de 2011

Carta del marqués de los Vélez sobre un ataque pirata en 1608

Presentamos la transcripción de una carta enviada por el Marqués de los Vélez y Conde de Lerma, en 31 de marzo de 1608, sobre el ataque a las costas del mar Menor de un "vergatin de moros".

Documento CHO 2139 nº25 del Archivo Municipal de Cartagena.

Presenta Invocación Monogramática.
Fecha: 31-03-1608
Soporte de escritura: papel
Tipo de letra: procesal.

Por la de los [...] deste [...] la ocasión precisa q[ue] se ofrecio de aver
se descubierta un vergatin de moros en calnegre de la Manga que
cautivaron quatro o cinco personas en el rincon de sant gines
para que vuestra merced acordase que el capitan Juan desp[...]
al otro vergantin con cuatro Varcas armadas como lo [...]
en que sin duda se abra guardado la orden que en ello esta dada
[...] huviese tenido bu[...]a [...] y que no aya topado 
con los navios de [...][...] andan, [...]que
estando esa ciudad tan alerta como deve no ay que temer con todo
la [...] por ser como es [...]ro quela pre de ynfestar que obriga
ano tener descuido. Un [...][...] en
mula 31 de marco de 1608



el marques de los velez
conde de lerma
cara del documento transcrito




Como podemos observar, tanto por el documento transcrito anteriormente, en el que el licenciado Miguel daba cuenta de un ataque, como éste otro, en el que es el propio marqués de los Vélez el que escribe a la ciudad; los ataques e incursiones en la costa murciana durante los siglos finales de la Edad Media, y los de la Edad Moderna, fueron contínuos.
Podríamos suponer por estos escritos, y por la documentación que aporta Francisco Henares en su magnífico libro "San Ginés de la Jara", dos hechos:

1. El primero y más importante es que el monasterio, como parece apuntar la historia y la arqueología en parte, fue el centro neurálgico de la defensa de este lado del Mar Menor. Sabemos que incluso los monjes tenían armas, y que, posiblemente, las gentes de las cercanías se escondían a veces en el monasterio. En este documento vemos como los piratas han llegado hasta el Estrecho de San Ginés y han raptado a ""quatro o cinco personas. Esto implica que pasen por el monasterio, o por las cercanías, o que desembarquen en las calas traseras y actúen desde el Mediterráneo.

2. El segundo es que, como vemos por la personalidad que firma el documento, el monasterio, aunque pertenece a la orden franciscana, sigue bajo la protección de la antigua familia Fajardo, ahora Marqueses de los Vélez. 

lunes, 14 de noviembre de 2011

D. Juan Chacón y el monasterio de San Ginés de la jara

Padre de uno de los personajes más importantes y relevantes de inicios del siglo XVI en el Reino de Murcia, D. Juan Chacón, casado con Luisa Fajardo, tomó el título de adelantado de Murcia. Por eso en parte casó con la heredera de la facción más importante de la zona. Fue un personaje muy importante en el reinado de los Reyes Católicos, y Conde de Cartagena.
Tras su muerte, y la llegada al poder de su hijo Pedro, tanto Cartagena como otros territorios que pertenecían a la familia Fajardo, pasaron a depender directamente de la Corona de Castilla. Hay que tener en cuenta, que durante el siglo XVI, Cartagena se convirtió en un importante puerto, debido a que se construyeron varios navíos de la armada castellana, sobre todo durante la regencia de Juana. A la vez, están los ataques de piratas, que comentamos en otra ocasión, lo cual fomentaría el que se ocupara la corona directamente de la zona. 
Al quedarse con esos territorios, los reyes cedieron al hijo de Juan Chacón, lo que fue el Marquesado de los Vélez, creado ex profeso. Además, en caso de posible levantamiento, como más tarde pasaría en la Alpujarra granadina, a mediados de siglo, el marquesado hacía de parapeto entre los levantados en armas y las zonas que dependían directamente de la Corona.

Centrándonos en la figura del antes nombrado, a D. Juan Chacón le debemos la primera gran reforma de lo que hoy en día es el monasterio de San Ginés. Bien es cierto, que como afirma el Licenciado Cascales, supuestamente, construyó "...una pobre iglesia, y falta de otras cosas necesarias en ella" (CASCALES, 1621; EGEA, 2004). Pero aun así, considero que Chacón realizó una labor importante, puesto que luchó en favor de los franciscanos para que pudieran establecerse allí, desde finales del siglo XV. Le fue concedida la petición en sendas bulas entre 1491-1493.  Se encargó de realizar la primera fase de construcción del monasterio moderno. No sabemos si anteriormente hubo otro, o una rábida como afirman, entre otros, Torres Fontes. La arqueología no ha conseguido, de momento, avanzar más de finales del siglo XV (CAPARRÓS, ZAPATA, MATALLANA, 2008). Pero las fuentes escritas hacen pensar que hubo algún tipo de estructura donde había culto. En cualquier caso, sí que tenemos constancia de culto en el Monte Miral. No a lo mejor con estructuras, pero sí con las cuevas y los ermitaños que las habitaron.
Así pues, a Chacón le debemos la integración en la historia del convento primerizo. Poco sabemos de su construcción, a parte de lo que nos ha dado la arqueología y lo que aparece en las obras de Cascales, pero creemos que tiene grandilocuencia suficiente para que reconozcamos la figura del último Conde de Cartagena. Además, debemos de tener en cuenta, que los materiales aportados por las excavaciones arqueológicas, dan a entender que el edificio que mandó construir Chacón era más importante de lo que aduce Cacales. Pero hasta que no podamos tener una visión de los diferentes monasterios existentes, -pues hay que recordar que las reformas sufridas son tales, que hasta el claustro se convirtió en vivienda en el siglo XX-, no sabremos cual fue su auténtica forma en las diferentes etapas de su historia. De hecho, los arqueólogos que han realizado los sondeos, tanto en 1998 como en 2007, recomiendan en sus publicaciones que se haga un estudio a conciencia de la llamada Arqueología de la Arquitectura. Esto nos daría una lectura fiable de todos los paramentos existentes. Tanto a la vista como bajo el suelo del edificio actual.
Más tarde, ya a caballo entre los siglos XVI y XVII, llegaría otra figura importante, a la que Cascales tiene en alta estima: el Padre Diego de Arce, que según el licenciado, construyó un recinto: "desde sus fundamentos un templo, Oratorios y Hermitas" (CASCALES, 1621; EGEA, 2004). Este hecho puede deverse a la importancia que adquiere el monasterio en la Edad Mordena, sobre todo desde, posiblemente, el Concilio de Trento. Tal vez todos estos arreglos se realizaron para contribuir a la Contrarreforma que se realizó en toda la Europa católica. Sabemos por documentos existentes en toda la actual España, que la idea del concilio hizo que, por ejemplo, se revisaran las actas de fundación o crearan nuevas actas, en diferentes cofradías.


domingo, 13 de noviembre de 2011

"Los siglos oscuros" de San Ginés de la Jara

Tomando como partida un capítulo del libro de Francisco Henares sobre el monasterio, intentaremos hablar ahora sobre esa etapa del monasterio que iría, desde el siglo XII-XIII hasta cuando tenemos noticias del establecimiento de los monjes franciscanos, ya a finales del siglo XV.
Esta etapa, como bien citaba Henares, aunque es parca en información, "...permiten entrever que, por más que doscientos años largos medien sin una Orden religiosa con asiento allí estable, el culto al santo prosigue, y el lugar continúa como foco de atracción devota" (HENARES, 1988, pp. 48-49).
Así pues, tenemos durante dominio musulmán, un culto en la zona, que si bien carecía de las estructuras monacales, sí que podría haber algún tipo de edificación en el Monte Miral. Aunque es cierto que autores como Pocklington o Torres Fontes han afirmado que pudo existir algún tipo de edificio islámico, como una rábida, no se han hallado tales estructuras. Si acaso sí que se ha hallado una primera edificación del monasterio, datada en el siglo XV, en las excavaciones de 2007 (CAPARRÓS, ZAPATA, MATALLANA, 2008).
Así pues, tenemos un monasterio sin edificación, pero una tradición que, según varios autores, y como ya demostró Pocklington en su día, viene de época tardía-visigoda. De esta manera, podría descartarse la leyenda aportada tanto por Huélamo en el siglo XVII, como por el anónimo del siglo XV, publicado en su día por Varela Herviás, de que el culto viniera del siglo XI, con la llegada de un supuesto sobrino de Carlomagno. En todo caso, podría interpretarse ésta acción como un método justificativo del Camino Cartagenero de Santiago; puesto que la tradición sitúa al santo llegando a Hispania por Carthago-Nova. Cosa totalmente infundada.
Sobre el siglo XIV en San Ginés, tenemos varias peticiones de los monjes Agustinos (citados como Ermitaños en algunos documentos), para volver al lugar del que les concedió usufructo el rey Alfonso X. Teniendo en cuenta el cruento enfrentamiento entre éste y su hijo, el futuro Sancho IV de Castilla, podría interpretarse la acción de apartar a los agustinos de la zona, como una política contra los dictámenes aprobados por el Sabio, llevados a cabo por su hijo, a fines del siglo XIII; pues sabemos que los agustinos estuvieron en San Ginés muy pocos años, siéndoles concedida su petición primera en torno a 1257; escudándose en la tradición que decía que Orosio, cuando volvió a Hispania de Túnez, siendo discípulo de San Agustín, había estado por la zona.
El hecho, sin embargo, de que se nombren hechos acaecidos en torno al siglo V, puede darnos dos interpretaciones:

1. Que eso suponga un rastro de un primer culto en torno a los siglos V-VI, ya en época visigoda; y que esa tradición llegara de manera cambiada al siglo XIII. Esto demostraría lo apuntado por Pocklington y otros sobre la fecha del culto a San Ginés, y que este sería San Ginés de Arlés.

2. Que fuera un pretexto para que la orden se expandiera por más sitios tras la conquista del Reino de Murcia. Esto significaría que se desechara todo vestigio de verdad de la tradición sobre Orosio.

viernes, 11 de noviembre de 2011

La Gens Numisia en San Ginés

Dicho así el título de la entrada, parece un anacronismo. O que nos hemos vuelto locos. Pero el caso, es que en el entorno del actual monasterio, como hemos dicho en otras publicaciones del blog, debiera existir una villa romana a juzgar, entre otras cosas, por los restos epigráficos que pueden contemplarse reutilizados en los muros del mismo.
En este caso, la publicación más importante a la hora de estudiarlos es la de J.M. Abascal y S. Ramallo La ciudad romana de Carthago-Nova: la documentación epigráfica. Publicada en 1997, supone la mayor y mejor compilación de epigrafía hallada en la antigua Carthago-Nova y su entorno. De hecho, es el estudio que cogeremos de partida para nuestra disertación.

En concreto, en el monasterio se hallan reutilizadas dos piezas epigráficas que según Ramallo y Abascal (p. 466-467), podrían pertenecer a la misma pieza, de carácter funerario. No es de extrañar que sean de carácter funerario puesto que tenemos una calzada, ya comentada, cerca del Llano del Beal, y porque, en otro orden de términos, podría haberse enterrado el personaje en las cercanías de la villa; si llegamos a la conclusión de que fuera explotada por su gens. Las piezas son las siguientes:

1.   C(aius) Numisius [---]                                                                
      [---]
      [---]                                                                                                

2.    [---Q] uinctio [---]
                                                                                                           


La teoría de que ambas inscripciones son la misma, nos viene dada en la misma publiación, puesto que que Cartagena se halló otra inscripción en la que se expresan los mismo términos (pieza del catálogo de la publicación nº 157). 
Ambos epígrafes están realizados en caliza gris, y están datados en los inicios del principado (fines del siglo I a.C.-Siglo I d.C.). Éstas inscripciones ya fueron anotadas por Jiménez de Cisneros para la Real Academia de la Historia en 1908, así que son restos conocidos de antiguo. Estamos en el mismo caso que otras antigüedades de Cartagena, que son nombradas en innumerables obras desde los siglos XVI-XVII.

Pero en nuestra disertación, vamos a centrarnos en la familia de los Numisia. 
Venidos, según los investigadores antes citados, de la Tribu Sergia, muy difundida en la antigua Hispania, en ciudades como las actuales Sevilla y Cáceres.
Pero en Carthago-Nova, esta rama de los Sergii, es muy importante, sobre todo desde los inicios del Principado hasta el siglo II d.C. Hay que recordar que Carthago-Nova pertenece a esas ciudades que entraron en bancarrota económica desde mediados del siglo II d.C., como atestiguan las excavaciones en el centro. Una actividad que se verá revitalizada en época de Diocleciano, ya a finales del III. El hecho está documentado debido a los diferentes hiatus cronológicos que encontramos en algunas excavaciones del centro urbano de la actual Cartagena. Las grandes obras arquitectónicas llevadas a cabo en época bajorrepublicana, desde la supuesta conversión en Colonia por César, hasta el principado de Augusto, dan fe de la expansión de la ciudad en estos años. Este hecho se repetirá en todo el Imperio, debido a un tema tratado en profundidad por Paul Zancker en su libro Augusto y el poder de las imágenes.En dicha investigación, el autor nos introduce de alguna manera en la mente de Octavio. Una mente que quiso cambiar poco a poco a la sociedad romana, para hacerla creer que todavía era posible una República, cuando se había instalado una monarquía encubierta.

 El problema al que nos encontramos, y que es tratado en profundidad por Abascal y Ramallo (pp. 202 y ss.) es que los Numisia debieron de dedicarse a un tipo de economía que distaba mucho de la conocida por los plomos mercantiles. Normalmente, las familias pudientes de Carthago-Nova se dedicaron, siempre según los restos hallados, a un tipo de economía que dependía de las minas, y por ende, del comercio. Pero no han aparecido plomos comerciales de los Numisia.

En otro orden de términos, sí han sido recuperadas en la ciudad varias inscripciones de la familia, que también fueron publicadas en el año 1997. En concreto, nos vamos a centrar en dos, de carácter honorífico, puesto que se corresponden con sendos pedestales, fechados por Alföldy en la primera mitad del siglo II d.C.
El primero de ellos fue hallado en 1907, mientras que se realizaban los cimientos del Gran Hotel. Fue estudiada en un primer momento por Jiménez de Cisneros en 1908, y aparece publicada dentro del catálogo de Abascal y Ramallo.
La segunda pieza se corresponde con otro pedestal, en el que la inscripción dice lo mismo que la anterior. Es el cursus honorum de Lucio Numisio. Ésta fue hallada en los años ochenta del siglo veinte, reutilizada en el prafurnium de las termas de la C/Honda. Actualmente se puede ver en el yacimiento musealizado del Decumano de la C/Honda.
Como hemos comentado anteriormente, en ambas podemos apreciar el cursus honorum de la persona a la que va dedicada la inscripción. Y, como afirman los profesores Abascal y Ramallo, es un ejemplo único de "promoción personal" (ABASCAL Y RAMALLO, 1997, pp. 204-206).
Para terminar, nos gustaría hacer hincapié en el hecho de que, al conocer el cursus honorum de Lucio Numisio, podemos ver los cargos públicos y dentro del ejército que ocupó. Dentro de éste último grupo, cabe destacar que fue tribuno de la Cohors I Flavia Musulamiorum. 

Fotografía de uno de los pedestales conservados (ABASCAL Y RAMLLO, 1997):




miércoles, 9 de noviembre de 2011

Sobre el ataque al campo de Cartagena por parte de piratas en 1596. Informe del Lcdo. Miguel

Transcripción del documento CHO259 00021 del Archivo Municipal de Cartagena.

Presenta Invocación Monogramática.
Soporte de escritura: papel
Extensión: un folio entero y medio vuelto.
Tipo de letra: Gótica Cursiva Procesal (siglo XVI)

A estos cavalleros R[egidores] llegamos esta manana un dia antes del dia a porma. donde estuvimos emboscados hasta questuvo descubierta ¿cartagena? donde nos vino una guarda delatalaya de [...]
damdo aviso como a la media noche avia cato[...]
del caba[...] muchos fuegos retirado al [...]
[...]de donde se entendio avia visto [...]
y con [¿es?] te aviso me sali de po[r]man [...]
[...]con con los cavallos y con cosa [...]ones
que no uno ma [¿halle?] que los [...]
avian [llegado] la gente en tierra a la media [¿dia?]
a unos caboneros que avia en san gi[nes] xara
que eran tres [...]* se llevaron los dos [pero]
escapo uno dizen cayo la gente en tierra en
calnegre. por alli pasaron al estacio donde
quemaron la san[...] que avia en la torre pero
pero mucha altilleria hasta cerca medio dia que
ce fueron a la r[...] la donde aora lo estan por si
me a parecido quedarme conestos cavalleros. es
[...] razon lan enboscada en el cabezo del
medio para que si [...] azen querer
ir a la torre de porman. hallarme des ca. para
lo qual tenemos necesidad. que unamos.

VUELTO

so cerca con la mas gente que se pudiera y con la
brevedad posible de manera que venga amaneser al
cabezo del medio donde me hallaran y
vengan por el camino delas herrerias quedas de la fosa
na. por si mismo bastimento para los que [...
] que [...] de [¿poruseder?]
salas. y un herrador porque ay muncha necesidad.
y porque como no [...]ara con mucha prestesa
no digo mas. dios guarde a v[uestra] m[erce]d y desta casa
de sen[n]or sangines m[es] de noviembre 23 an[n]o de 1596
                       
                                                        licenciado miguel



martes, 8 de noviembre de 2011

Procesión de 1578 al monasterio para pedir agua

Procedemos a la transcripción del documento CHO2121 00015 del Archivo Municipal de Cartagena, en el cual, los mayordomos de nuestra Señora de los Desamparados, piden al concejo que les acompañe en procesión al Monasterio.

Presenta Invocaión Monogramática Superior, junto con la fórmula "Muy ilustre".
Se trata de la transcripción de un original, aunque faltan las medidas del soporte de escritura.
Soporte de escritura: papel.
Tipo de letra: Gótica Cursiva Procesal.


Transcripción:


Los mayordomos de nuestra s[enora] de los desamparados En nombre de la cofradía besan a vuestra s[enoria] las manos y hazemos saber como tenemos andado de hazer una procesion con la ymagen de nuestra ynsinja manana miercoles al bien abenturado sennor san gines dela xara xtra muros desta ciu [dad] para que con las oraciones de los que fueren pidamos a nuestro sennor por medio del bien abenturado santo tenga por bien enviarnos agua a la tierra que necesidad tiene por la salud desta ciudad y por tanto suplicamos a vuestras [...] mos aumento de debocion mande acompanarnos a esta procesion y que la imagen de nuestra senora la saquen quatro caballeros regidores de la yglesia de sennor san leandro [...] desta ciudad y s[...] lugar a la buelta sea alli recebido a [...] manana miercoles a las quatro de la manana y o tro si suplicamos a vuestra sennoria tenga por bien si a lugar [...] abrir la puerta de sennor san gines por este dia por [...] del tanto y an todo necesitamos gran m[ilagro] y a nuestra s[sennora] servicio [...] esteban peres
                       
                                                                                      anton maldonado




lunes, 7 de noviembre de 2011

Sobre San Ginés de la Jara (II)

Sobre el entorno del monasterio:

Escrutando la amplia bibliografía existente sobre el monasterio y las ermitas del Monte Miral, vemos que lo importante no son solamente los edificios, sino todo lo que les rodea. A parte del paisaje, típico mediterráneo de arbustos, y en el cual no me voy a centrar, destaca el gran número de yacimientos que encontramos en varios km a la redonda del monasterio.
Tal vez, uno de los más importantes sea el de Cueva Victoria, en las estribaciones del SE del Monte Miral, y que recoge, grosso modo, restos del Paleolítico, concretamente de época del Neanderthalensis (GIBERT et alli, 1999). Existe una supuesta falange de dedo de éste individuo, pero hasta ahora no se ha podido demostrar su autenticidad.
Otro yacimiento importantísimo para conocer la zona en la que centramos nuestro estudio, es el de La Loma de Los Nietos (GARCÍA CANO, 1996), donde se halló y excavó parte del poblado ibérico, del cual, tal vez, sus piezas más representativas sean las tres cráteras caliciformes que se conservan en el Museo Arqueológico Municipal de Cartagena, datadas en el siglo IV a.C. y que dan cuenta de la importancia del poblado. Resulta curioso que no se hallan encontrado restos de un posible santuario en las cercanías del mismo. Pero eso no tiene por qué dar pie a que se afirme la existencia de un santuario en las inmediaciones del monasterio.
Cercano a los Urrutias, apareció, en 2005, un centro relacionado con la explotación minera en época romana, en el paraje de Lo Poyo (ALONSO, 2009). En dicho yacimiento aparecieron varios hornos para fundición y decantación de mineral, datados a finales de la República (2º mitad del siglo I a.C.). Debido a una fosa que bordea todo el complejo, creemos que este establecimiento podría haber sido de carácter militar en época más temprana, situándose cerca de la Vía Augusta y del poblado de Los Nietos. Pero son sólo teorías extraídas de nuestra tesis de Máster, presentada en 2010, y debemos pulir dicha hipótesis.
En la ladera Oriental del Monte Miral, y en la cima del mismo, aparecieron en los 80 restos de un posible poblado del Paleolítico Superior (MARTÍNEZ ANDREU, 1993). Esto, junto con las ermitas (MAS, 1988), ampliamente estudiadas en los trabajos de Julio Mas y Alejandro Egea (EGEA, 2004); hace que el monte adquiera un valor especial, en muchos aspectos.

                                                                                                                           


Detalle de las excavaciones de 2007 (extraído de publicación de 2008)

Dentro del perímetro del monasterio, tuvo lugar una excavación de urgencia en 1988 (MARTÍNEZ ANDREU, 1996) en la que se hallaron restos cerámicos desde época romana (TSSG, TSAfr, etc.), hasta el siglo XVII, en diversas fases. Esto, junto con los restos epigráficos que hasta hace poco podíamos observar en algunas de las fachadas del monumento (ABASCAL Y RAMALLO, 2001), hacen que se plantee la hipótesis de la existencia de una villa romana, ya sea debajo del monumento, o bien en las proximidades del mismo; tal vez en el jardín anexo.

Ya en el claustro, una serie de sondeos, llevados a cabo en 1998 (VICENTE SÁNCHEZ, 1999), dieron con restos de una primera planta renacentista del monasterio. Incluso se llegó a restos del siglo XV. Estas hipótesis fueron refutadas en 2007, con la excavación del perímetro de la Iglesia, donde los arqueólogos hallaron restos de muros asociados a cerámica del siglo XV. Lo cual nos da una cronología ininterrumpida desde esa época hasta el siglo XIX, momento en el cual, en 1836, es desamortizado a los franciscanos, dentro de las reformas de Mendizábal. Esto nos deja varios interrogantes, uno de los cuales sería ¿dónde se encuentran los restos del supuesto monasterio agustino del siglo XIII? ¿vivieron los agustinos en las cuevas del monte, realizaron alguna ermita, y luego esto se llevó por parte de los franciscanos al llano en el que se conserva el monasterio en nuestros días?

Sobre San Ginés de la Jara (I)

Datado un primer atisbo de veneración en la zona en el siglo VII-VIII, el monasterio de San Ginés de la Jara, se yergue sobre el pequeño llano existente entre las playas de Los Nietos y los Urrutias, y el prehistórico Monte Miral. Hoy en día se encuentra en muy mal estado de conservación, debido, en parte, a la dejadez de las autoridades, y por otra parte, al comportamiento abusivo de las constructoras, que, junto con la despreocupación de nosotros, los ciudadanos, padece el patrimonio en general.

Los edificios que podemos admirar del monasterio, son los realizados entre los siglos XVII-XIX, época de mayor esplendor del mismo, bajo poder de los monjes franciscanos, que se establecieron allí en torno a 1491, amparados en la figura de Juan Chacón, emparentado, a la sazón, con los Fajardo; o los Vélez, para que sean conocidos mejor. Pero los restos más antiguos hallados, pertenecientes al monasterio en sí, están datados en el siglo XV. Estos fueron hallados en las excavaciones de 2007 (ZAPATA, BERROCAL, MATALLANA). De hecho, todavía podemos observar parte de las estructuras halladas en la zona cercana a la entrada de la Iglesia.

Creo que vendría bien repasar un poco la Historia de verdad del monasterio y de las ermitas, basándonos en hechos y estudios concretos, y no en falsedades y habladurías, que sólo contribuyen a tener una visión parcial y sesgada del monumento.

Un documento crucial para conocer la antigüedad del mismo, lo constituye un manuscrito anónimo, datado en el siglo XV, y publicado por E. Varela Herviás (Murgetana nº 16). En él, el autor nos relata una biografía somera del Santo, desde un punto de vista casi mitológico. Nos explica el autor del artículo, que sólo podemos hablar de dos fechas concretas: una en torno a mediados-finales del siglo IX, y otra de mediados del siglo XI. Casualmente, el anónimo emparenta al santo con la familia Carolingia, en una época en la que el camino francés de peregrinación a Santiago de Compostela estaba en franco desarrollo, desde la época de Alfonso II en adelante. Dicho rey Leonés es el que, supuestamente, encontraría la tumba de Santiago que, según la tradición habría llegado de Palestina en torno a la segunda mitad del siglo I d.C., para predicar la llegada de la nueva religión: el Cristianismo. Estudios realizados por el Padre Sotomayor, junto con el catedrático de la Univ. de Granada, José Fernández Ubiña, nos llevan a pensar que el santo nunca salió de Palestina, y que, por tanto, toda la teoría del camino de Santiago, sería una estrategia para llevar a cabo una evolución económica en la vertiente cantábrica, por parte del rey Alfonso II.
Así pues, la teoría más aceptada sobre la identidad del Santo, sería la de San Ginés de Arlés. Dicha teoría, apoyada por los trabajos de Julio Mas (MAS, 1988) y Torres Fontes (1981), aboga por la llegada del culto a la zona de Cartagena en torno a época visigoda-bizantina. El desarrollo del mismo, podría darse, incluso, en época medieval musulmana, puesto que algunos trabajos, como el de Huélamo en el siglo XVII, nos hablan de un culto compartido. Esto sería, por lo menos, desde el siglo XI hasta el siglo XVII, cuando fueron expulsados los moriscos en 1609, por mandato de Felipe III. Curiosamente, la expulsión de estos últimos trajo consigo la decadencia de parte de la agricultura de las zonas de Cataluña, Aragón, Valencia y Murcia, donde había gran población de moriscos que, en su mayoría, se dedicaban a dicho sector económico.
El hecho de que se de un culto compartido, podría deberse a que los musulmanes, por herencia de las religiones árabes politeístas, además del judaísmo y el cristianismo, solían loar también a pequeños "santones". Incluso tenían un tipo de "genios", procedentes de las religiones de la zona de Arabia, que podían dar buena o mala suerte.