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viernes, 11 de noviembre de 2011

La Gens Numisia en San Ginés

Dicho así el título de la entrada, parece un anacronismo. O que nos hemos vuelto locos. Pero el caso, es que en el entorno del actual monasterio, como hemos dicho en otras publicaciones del blog, debiera existir una villa romana a juzgar, entre otras cosas, por los restos epigráficos que pueden contemplarse reutilizados en los muros del mismo.
En este caso, la publicación más importante a la hora de estudiarlos es la de J.M. Abascal y S. Ramallo La ciudad romana de Carthago-Nova: la documentación epigráfica. Publicada en 1997, supone la mayor y mejor compilación de epigrafía hallada en la antigua Carthago-Nova y su entorno. De hecho, es el estudio que cogeremos de partida para nuestra disertación.

En concreto, en el monasterio se hallan reutilizadas dos piezas epigráficas que según Ramallo y Abascal (p. 466-467), podrían pertenecer a la misma pieza, de carácter funerario. No es de extrañar que sean de carácter funerario puesto que tenemos una calzada, ya comentada, cerca del Llano del Beal, y porque, en otro orden de términos, podría haberse enterrado el personaje en las cercanías de la villa; si llegamos a la conclusión de que fuera explotada por su gens. Las piezas son las siguientes:

1.   C(aius) Numisius [---]                                                                
      [---]
      [---]                                                                                                

2.    [---Q] uinctio [---]
                                                                                                           


La teoría de que ambas inscripciones son la misma, nos viene dada en la misma publiación, puesto que que Cartagena se halló otra inscripción en la que se expresan los mismo términos (pieza del catálogo de la publicación nº 157). 
Ambos epígrafes están realizados en caliza gris, y están datados en los inicios del principado (fines del siglo I a.C.-Siglo I d.C.). Éstas inscripciones ya fueron anotadas por Jiménez de Cisneros para la Real Academia de la Historia en 1908, así que son restos conocidos de antiguo. Estamos en el mismo caso que otras antigüedades de Cartagena, que son nombradas en innumerables obras desde los siglos XVI-XVII.

Pero en nuestra disertación, vamos a centrarnos en la familia de los Numisia. 
Venidos, según los investigadores antes citados, de la Tribu Sergia, muy difundida en la antigua Hispania, en ciudades como las actuales Sevilla y Cáceres.
Pero en Carthago-Nova, esta rama de los Sergii, es muy importante, sobre todo desde los inicios del Principado hasta el siglo II d.C. Hay que recordar que Carthago-Nova pertenece a esas ciudades que entraron en bancarrota económica desde mediados del siglo II d.C., como atestiguan las excavaciones en el centro. Una actividad que se verá revitalizada en época de Diocleciano, ya a finales del III. El hecho está documentado debido a los diferentes hiatus cronológicos que encontramos en algunas excavaciones del centro urbano de la actual Cartagena. Las grandes obras arquitectónicas llevadas a cabo en época bajorrepublicana, desde la supuesta conversión en Colonia por César, hasta el principado de Augusto, dan fe de la expansión de la ciudad en estos años. Este hecho se repetirá en todo el Imperio, debido a un tema tratado en profundidad por Paul Zancker en su libro Augusto y el poder de las imágenes.En dicha investigación, el autor nos introduce de alguna manera en la mente de Octavio. Una mente que quiso cambiar poco a poco a la sociedad romana, para hacerla creer que todavía era posible una República, cuando se había instalado una monarquía encubierta.

 El problema al que nos encontramos, y que es tratado en profundidad por Abascal y Ramallo (pp. 202 y ss.) es que los Numisia debieron de dedicarse a un tipo de economía que distaba mucho de la conocida por los plomos mercantiles. Normalmente, las familias pudientes de Carthago-Nova se dedicaron, siempre según los restos hallados, a un tipo de economía que dependía de las minas, y por ende, del comercio. Pero no han aparecido plomos comerciales de los Numisia.

En otro orden de términos, sí han sido recuperadas en la ciudad varias inscripciones de la familia, que también fueron publicadas en el año 1997. En concreto, nos vamos a centrar en dos, de carácter honorífico, puesto que se corresponden con sendos pedestales, fechados por Alföldy en la primera mitad del siglo II d.C.
El primero de ellos fue hallado en 1907, mientras que se realizaban los cimientos del Gran Hotel. Fue estudiada en un primer momento por Jiménez de Cisneros en 1908, y aparece publicada dentro del catálogo de Abascal y Ramallo.
La segunda pieza se corresponde con otro pedestal, en el que la inscripción dice lo mismo que la anterior. Es el cursus honorum de Lucio Numisio. Ésta fue hallada en los años ochenta del siglo veinte, reutilizada en el prafurnium de las termas de la C/Honda. Actualmente se puede ver en el yacimiento musealizado del Decumano de la C/Honda.
Como hemos comentado anteriormente, en ambas podemos apreciar el cursus honorum de la persona a la que va dedicada la inscripción. Y, como afirman los profesores Abascal y Ramallo, es un ejemplo único de "promoción personal" (ABASCAL Y RAMALLO, 1997, pp. 204-206).
Para terminar, nos gustaría hacer hincapié en el hecho de que, al conocer el cursus honorum de Lucio Numisio, podemos ver los cargos públicos y dentro del ejército que ocupó. Dentro de éste último grupo, cabe destacar que fue tribuno de la Cohors I Flavia Musulamiorum. 

Fotografía de uno de los pedestales conservados (ABASCAL Y RAMLLO, 1997):




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