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miércoles, 19 de diciembre de 2012

Vettones, tibetanos, indios y muertos

En los últimos días, me he quedado perplejo ante un paralelismo que he encontrado en tres regiones muy dipares de nuestro planeta: el centro de la Península Ibérica, el Tíbet y América del Norte.
Es una costumbre que, aunque siempre la hemos tenido ahí las personas a las que nos gusta el western, nunca había tenido en cuenta, por lo menos yo; o no me había dado cuenta. Se trata de la exposición a la interperie de los cadáveres, sobre todo de los guerreros muertos en batalla. Es una costumbre que, aunque podríamos catalogar de "salvaje", realiza la función de querer lo mejor para la persona que muere y que ha de ascender al cielo. 
En el primer caso, el de los Vettones; estos eran un pueblo prerromano de la Península Ibérica, que ocupaba el territorio que actualmente comprende Ávila y sus provincias limítrofes. Formados al amparo de la cultura celta procedente del Norte de Europa, pero con alguna influencia de los iberos del Sur de la Península, formaron parte de una cultura que se ha denominado "Celtibérica" junto con otros pueblos del centro peninsular. Precisamente de esa influencia celta, tendríamos esa exposición pública en las necrópolis, de cuerpos de caídos heróicamente en batalla. De ésta manera, según nos narran autores latinos, como Silio Itálico, al ser devorados por los buitres, sus cuerpos y almas ascenderían antes que las de las personas enterradas, a unirse con los dioses celestiales. Esa tradición, la encontramos en autores como Aristóteles cuando habla de la falta de temor a la muerte que muestran los pueblos celtas. Y, claramente, esa tradición recogida por el sabio griego, la encontramos en Silio y otros autores latinos, como Livio. Repasando un muy buen artículo de Gabriel Sopeña sobre rituales mortuorios y combate en la cultura celtibérica, el autor afirma que, la única muerte digna e la del combate, si nos atenemos a lo que las fuentes, siempre latinas o griegas, nos cuentan sobre estos gradiosos guerreros, que lucharon, codo con codo, con las legiones romanas, -previa conquista romana, no precisamente muy pacífica-.
El siguiente caso, en ésta línea, sería el de las tribus de nativos americanos de América del Norte. Todos los que hallamos visto una película o documental sobre el Oeste, tenemos en la retina imágenes de esos cementerios fuera de los poblados, alejados, donde en unos soportes de madera, se exponía a los muertos, sobre todo los caídos en combate. De hecho, en algunos films como "Pequeño Gran Hombre", basado en la novela homónima, y que venía a denunciar, de una manera velada, la Guerra del Vietnam, incluso algunos nativos se iban a "dejarse morir" a la necrópolis, aunque hay que decir que este esquema responde sólo al comportamiento de algunas comunidades. Fastuosidades hollywoodienses a parte, lo cierto es que estos cementerios existen, y hoy en día, los que no fueron destruidos en las "Guerras Indias" de mediados-finales del siglo XIX, siguen siendo loados, y vetados para el público en general -obviamente-. 
El tercer parentesco de exposición post mortem lo encontramos en el Tíbet. La región, hoy en día invadida por China, intenta seguir las tradiciones culturales. Y la exposición pública de los cadáveres, en una especie de fosas comúnes, fuera de los poblados, es una de ellas. En este caso, son todos los enterramientos los que se realizan de esta manera, sin distinguir clase o condición. Incluso hay unas personas que se dedican a descuartizar el cuerpo y exponerlo a los pájaros para que se lo coman. En ésta ocasión también para llegar antes, según sus creencias, al cielo. Esta tradición también es seguida por tribus como los Menba, que pueblan parte del Tíbet. 
Mención a parte merece el bosque de Aokigahara, cercano al Monte Fuji, en Japón, donde las personas se suicidan, quedando expuestas públicamente para que cualquiera pueda ver los cuerpos.
Es escalofriante, pero es una tradición que se viene repitiendo desde hace decenios.
Así pues, vemos como, de manera necrológicamente increíble, una vez más, la mente del ser humano, es inabarcable. El hecho de que tres culturas totalmente diferentes, y distantes entre sí por miles de kilómetros y años, realicen actos de este tipo, tan parecidos, nos habla mucho de la evolución común de nuestra mente, como especie, dentro de un todo.


Imagen de buitres acechando en un cementerio tibetano




miércoles, 31 de octubre de 2012

Calendarios cíclicos y Renacimiento

Quedan un par de días para celebrar, en muchas partes del mundo, de una manera o de otra, el reencuentro de los vivos con los muertos. Con los seres queridos que ya no están, y a los que se les reserva un día en el año, en muchas culturas, para honrarles. Y la nuestra no iba a ser distinta.
Todos los años, como sabemos, el día 1 de Noviembre muchas personas acuden a los cementerios de diversas poblaciones a llevar flores a sus seres queridos, yacentes y viviendo al otro lado, donde, muchas veces, pensamos que es está mejor, viendo la que se nos vino encima.
En otras partes del mundo, como en la zona anglosajona, es la noche anterior en la que se celebra esa festividad, pero de una manera más histriónica, con disfraces que se burlan de la muerte, tal vez porque no quieren aceptar que es lo único que de verdad llega a todos los seres humanos.
Leyendo la gran obra Mito y realidad, del maestro Eliade, podemos ver cómo estos ritos de paso, que hoy en día vemos tan diferentes entre esas culturas del Norte de Europa y nosotros en el Mediterráneo, son más parecidas de lo que nos creemos. Esto se debe a que compartimos con todos ese culto a los muertos, en una época u otra del año, con diferencias en cuanto a la forma de recrearlo, pero no en lo que se quiere expresar: es un ritual de renacimiento. Y ese ritual podemos extrapolarlo a un aspecto de la vida antigua: la agricultura. Por ejemplo, en la época romana, el día 31 de Octubre (II a.K. Nov.), se dedicaba a la ninfa Pomona -decimos ninfa usando el término de Grimal-, que protegía las cosechas para el año siguiente. Se da la premisa de que el mes anterior, Septiembre, es el mes de la recogida del grano. Para una persona que habitara ésta parte del mundo en aquella época, sería como arrancar la vida a los frutos del campo. Pero esa misma persona vería, como tras un período de lluvias, bajas temperaturas e incluso, algunas veces, nieve, ese campo renace, y el fruto vuelve a brotar, tras plantar una nueva semilla en la tierra. Tierra que es muy importante en otras culturas, como las del Oriente Mediterráneo, pues de ella, según diferentes relatos de la creación, viene el hombre. Esos ritos, podemos verlos hoy en día en el llamado Oktober Fest que se celebra en Alemania a finales de Septiembre. Otra vez la cosecha del cereal y celebración con el producto de este: la cerveza de trigo.
Esa "muerte" y "renacimiento" de la vida en el campo, se refleja en el Rapto de Proserpina o Perséfone en las mitologías griega y romana, para explicar el cambio de estaciones. Aunque casualmente los romanos realizaban los ritos de contentar a los espíritus -buenos y malos- en Mayo. El pater familias se llenaba la boca con habas negras que iba escupiendo por la casa, para que esos espíritus se fueran alimentando y les dejaran en paz. Hoy en día, en muchas culturas, y en la nuestra hasta hace poco, se le deja un plato de comida en la mesa al muerto el Día de los Difuntos, o, tomando una tradición que no tiene que ver con esa celebración, en algunos pueblos de nuestra península, hay personas que se llevan comida al cementerio para comer en la tumba del difunto a visitar. 
Este tipo de celebraciones podemos enmarcarlas dentro del conjunto que supone la cercanía de la llegada de un nuevo año. No hemos de olvidar que la cronología en el mundo antiguo era cíclica. Aunque los años pasaran, siempre teníamos una nueva cosecha que celebrar. En algunas culturas, como en Australia, todos los años algunas tribus aborígenes "repintan" las pinturas rupestres que realizaron sus antepasados, para renovar y afianzar su religión y su cultura, como podemos leer en Eliade. Así mismo, ese calendario de ciclos nos ha llegado a través de transfiguraciones desde el paganismo al cristianismo católico: la Semana Santa, San Juan, Navidad, no son si no alteraciones de celebraciones de otras religiones que se sustituyen para que el pueblo se vaya acostumbrando a la nueva Fe, y de esa manera llegará un momento en que las nuevas generaciones no recuerden por qué se celebraba antes, la fecha marcada en el calendario.
Con respecto a Halloween, que en los últimos años se ha difundido por nuestro país, no es más que otra exaltación de renovación anual, enmascarada de fiesta religiosa. Entiendo que haya muchos detractores, pero es otra tradición que conmemora, de otra manera, lo mismo que los cristianos católicos, pero desde un punto de vista diferente, aunque muchos no sepan su auténtico significado.




Os dejamos un enlace, para que el quiera celebrar de ésta nueva manera la festividad que nos llega en un par de días:

miércoles, 17 de octubre de 2012

Sobre Lepido y la malversación de fondos públicos

En estos tiempos de crisis, en los que, como siempre, la educación y la cultura son las que pagan el despropósito de los que no tienen ni la una, ni la otra, llevamos unos meses inmersos en los llamados recortes. Parece ser, según últimas informaciones aparecidas en diversos medios, que el ministro de educación, puesto un tanto vilipendiado en los últimos años, se propone, de una manera, como hacen muchos políticos, sucinta y sutil, cargarse parte de las letras. Algo que ya han intentado en España muchos ministros, pero desde la época del bipartidismo. No nos creamos que es una cosa nueva.
Obviamente, la educación y la cultura hacen que la persona que las tiene, normalmente, se pregunte cosas, quiera saber más, y acabe enterándose de cosas de las que, como dirían algunos, al final no debieran o quisieran enterarse. La cultura, en general, y el estudio de la Historia y las letras en particular, nos dan una visión global de la evolución de acontecimientos que se dan desde un punto de partida evolutivo hasta el día de hoy. Y el estudio de esos hechos históricos, explica el por qué de muchas realidades contemporáneas. 
Al que escribe, le gusta más zambullirse en la cultura romana, aunque nunca está de más ver en qué influye cada una de las civilizaciones que han pasado por lo que ahora es nuestro país, o cualquier otro, a lo largo de los siglos.
Y trayendo a colación la visión que del conjunto de la mayoría de los políticos españoles, parece que tiene la mayoría de los que habitan esta árida democracia, pasamos a explicar, en parte, de donde vienen algunos comportamientos.
Releyendo el magnífico libro La formación del Imperio Romano de Pierre Grimal, escrito para la "Historia Universal siglo XXI", que tantas veces nos hizo leer nuestro admirado Catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Murcia, D. Antonino González Blanco, llego a la pág. 85, en la que se explican una serie de avatares sobre los censores del año 179 a.C. Uno de ellos era Marco Emilio Lepido, Cs. 187 a.C. Éste junto con su compañero en el cargo, mandaron construir el que sería tercer acueducto público de la ciudad de Roma. Pero tuvo que desviarse la obra civil, debido a que Marco Licinio Craso se oponía a que el mismo pasara por sus territorios. Hoy en día, sencillamente se habría expropiado parte de sus terrenos al propietario, y se habría continuado la obra. Pero, cuando investigamos un poco más el tema, y leemos los Dichos y hechos memorables de V. Maximo, podemos llegar a entender, en parte, la negativa de Craso -no confundir con el Craso del siglo I a.C.-. Parece ser, si leemos a Maximo, que Lepido había aprovechado la coyuntura para que el acueducto se desviara hacia parte de sus terrenos, para que estos fueran regados con caudal público, y no gastar dinero propio para realizar unas conducciones privadas. 
Así pues, no hemos de extrañarnos cuando en los medios de comunicación, ciertos personajes que piensan que son políticos por pertenecer a un partido u otro, hacen, hoy en día, exactamente lo mismo que Lepido en el siglo II a.C. -no confundir con el Lepido del Segundo Triunvirato-. 
Ésta información y otras, son las que se desprenden de la lectura de los autores clásicos. Unos autores que, como muchos escritores de hoy en día, escribían sobre lo que pasaba en su época. Eran los periodistas y los cronistas de esa Roma Republicana en ciernes de convertirse en un Imperio. Y precisamente eso es lo que muchas veces, ciertos sectores quieren evitar. Que el alumno, que las personas en general, no lleguen nunca a consultar esos hechos, para que no se puedan comparar con los de ahora, no se hagan preguntas, y no les pidan responsabilidades a las personas que cada cuatro años elegimos precisamente para eso. Para que sean responsables.

viernes, 5 de octubre de 2012

Diferencias entre Scotland y Catalunya

Normalmente, el que escribe, no suele hablar de temas políticos concretos. Pero en esta ocasión, con el revuelo que se ha montado con respecto a la Independencia de Catalunya, me gustaría dar mi más sincera opinión. 
Baste comenzar diciendo, que, personalmente no tengo ningún problema en reconocer los estados que haga falta, siempre y cuando se les deje decidir a sus habitantes si realmente quieren o no serlo de verdad. Pienso que los habitantes de la hasta todavía hoy región de España, deberían poder decidir sobre su futuro, al igual que los del resto de regiones que forman esta pseudomonarquía republicana y parlamentaria. 
El problema viene, cuando desde algunos sectores se quiere comparar la problemática o la situación de Catalunya, con uno de los baluartes del independentismo de los últimos decenios: Scotland. Desde varios focos de opinión estamos escuchando en el último mes, y en otras afrentas anteriores, que deberían de tomar ese ejemplo como el inicio de la independencia, debido a que, según estos sectores de opinión, los casos son similares. Pero, vamos a analizar cada caso por separado, para ver hasta donde son parecidos o diferentes.
Antes de proseguir con ese parentesco o esa diferenciación, nos pondremos un poco al día, -con hechos históricos, nada de opiniones- sobre los nacionalismos europeos. 
Ésta corriente, nacida de la segunda etapa de industrialización de Europa, surgió a mediados del siglo XIX, con carácter unificador, lo que provocó no pocos enfrentamientos en las naciones europeas que se habían formado desde finales de la Edad Media. En concreto, tenemos tres casos claros: los dos primeros son los de Deutschland e Italia, que tras sendas guerras unificadoras, formaron sus correspondientes reinos a finales del siglo XIX. Unos reinos que se verían extinguidos precisamente, por ese afán de unir todas las zonas que tradicionalmente se habían considerado como italianas -tomando el modelo de la Italia romana- o alemanas, -tomando el modelo germanoparlante y del I Reich de Carlomagno, del siglo IX-; el tercer ejemplo sería el de Grecia, donde, al contrario que los ejemplos anteriores, fue la unión del pueblo griego, -excepto Macedonia, como en época de Filipo II- la que consiguió independizarse del Imperio Turco. Un imperio que estaba en horas bajas, y que se extinguiría con el final de la Primera Guerra Mundial y la creación de la República de Turquía por Ataturk.
Surgen entonces, por toda Europa, sectores independentistas que crean gérmenes de partidos políticos que hoy en día podemos observar, como en el caso de Scotland, con el Scottish National Party, que actualmente gobierna el país. Pero a la vez, aparecen una serie de narraciones mitológicas, que darán a creencias que aún hoy en día siguen vigentes. Se crean los héroes nacionales, muchas veces magnificando la figura del mismo. En el tema que nos trae a colación hoy, podríamos nombrar a Wallace, San Jorge. Y en otros países podríamos citar a Viriato, Vercingetorix, Hermman, etc. Se realiza también una revisión histórica, creando historias nacionales en regiones que nunca habían sido estados, o en estados convertidos en región. Otros casos que podemos ver de cerca, serían los de Bohemia -actual Rep. Checa-, Normandía, las regiones yugoslavas, etc. 
Pero ese nacionalismo emergente, que podemos comprobar en las obras de arte, sobre todo pictóricas y arquitectónicas de su tiempo, también trae consigo un ultranacionalismo, que verá vislumbrar los movimientos antisemitas en el centro y este de Europa.
En ese contexto, surgen en la Península Ibérica, tres focos claramente diferenciados. Los dos primeros serían el vasco y el catalán. No vamos a explicar la formación de ambos, pero son de ideas radicalmente diferentes, y a los escritos xenófobos de Sabino Arana me remito. El tercer foco, sería el nacionalismo centralista, surgido para intentar terminar de unificar un territorio que nunca había estado unido del todo.
Bien es cierto, que desde la monarquía de los Reyes Católicos, a finales del siglo XV, se pretende ver una unificación de los dos reinos más importantes de la península: Castilla y Aragón; pero con la llegada de los austrias, esa unión nunca fue fáctica, teniendo en cuenta las diferentes leyes que primaban en cada reino. Sería con la llegada de Felipe V de Anjou y los Decretos de Nueva Planta, cuando finalmente se unifica toda la Corona en una monarquía única.
La zona de Catalunya, que desde el siglo XII pertenecía a la Corona de Aragón, entró dentro de ese organigrama, al igual que todos el resto de territorios. El problema consiste en que, con la implantación de esos decretos, se abolían una serie de derechos que los comerciantes catalanes y aragoneses tenían con respecto al Mediterráneo, y que hicieron, de una manera palpable, retroceder económicamente a la zona. Eso, conllevó a un surgimiento de intento de separación del resto del ente creado por los borbones. Pero no nos engañemos, el 11 de Septiembre de 1714 no se luchaba por la independencia, sino por mantener el sistema austracista, y apoyar a la casa de Austria para que siguiera gobernando la Corona. Otro de los problemas viene cuando, por una serie de abatares desconcertantes, hemos sufrido dos dictaduras en el siglo XX, que han fomentado el que ahora muchos catalanes, y muchas veces con razón, no quieran pertenecer a nuestro país. Al igual que pasa con el País Vasco, aunque este ente nunca fue un país, si acaso una parte, Vizcaya, pertenecía al Reino de Castilla y las otras dos al Reino de Navarra. Con lo cual, si un ente debiera independizarse, sería el Reino de Navarra, con anexión de Vizcaya, y no al revés. Pero es sólo una opinión basada en hechos históricos.
Si acaso, la gran diferencia entre Scotland y Catalunya, es que Scotland sí ha sido un Reino, mientras Catalunya fue una serie de condados visigodos, formados tras la llegada de los musulmanes a la península, que al encontrarse en la zona Noreste, tuvo más contacto con otras partes de Europa. De ahí su cultura diferente a la del resto del país, así como el idioma -no vamos a entrar a explicar las peculiaridades del caso gallego-. Scotland fue invadida desde finales del siglo XIII por gobernantes ingleses que, finalmente, por edictos de 1606 y 1707, consiguieron anexionarse a su vecino del Norte, mientras que en Catalunya nunca ha habido una invasión por parte de "España" ni por parte de otro reino, si acaso podríamos encuadrar las revueltas de los payeses del siglo XVII, como un acto de represión, pero por parte del mismo Reino de Aragón y Principado de Catalunya. 
Así pues, algunos políticos y personas que opinan sobre todo, deberían leerse de vez en cuando, algún libro de Historia, o dejarse asesorar por algún historiador de verdad, para poder hablar con razón, de los presupuestos que vierten en sus discursos. 

lunes, 1 de octubre de 2012

Sobre egipcios y OVNIS

Haciendo zapping esta mañana (debido a las vacaciones forzosas desde hace algunos meses), me he topado con una serie de documentales del Canal Historia, ese gran difusor de la "cultura". 
En esta ocasión, versaban sobre "alienígenas", poniendo como ejemplo la sempiterna lucha entre los que piensan que las pirámides de Egipto, las de Sudamérica o las de Asia, son coincidencias de un comportamiento único del ser humano para reaccionar de manera similar ante presupuestos similares; y los que creen que todo esto forma parte de un plan marcado hace milenios por visitantes de otros planetas, que enseñaron a los "tontos" humanos cómo se construían estos restos arqueológicos, dejando pistas sobre su vuelta. Si nos ponemos a idear, incluso hay quien piensa que Cristo era un enviado de otro planeta, que debe volver para salvar a esos "elegidos".
No estoy en contra de la vida en otros planetas, y al gran Karl Sagan me remito en mi creencia. Pero otra cosa es pretender, como los extremistas religiosos, que todo lo que de momento no podemos explicar, ha sido construido por seres de otro planeta. 
Uno, que ha podido visitar alguno de esos lugares de los que tanto hablan, y los ha podido estudiar en la universidad, tiene su opinión al respecto. Claro está.
Pienso, sinceramente, que estas teorías surgen del pensamiento de parte de la sociedad Occidental, de que las personas que hoy en día se encuentran en países subdesarrollados -donde en parte se encuentran estas "misteriosas" ruinas-, en concreto, sus antepasados, no fueron capaces de desarrollar una tecnología que les permitiera construir dichos restos. Este pensamiento, está cargado, obviamente, de un tinte racista que rezuma por los cuatro costados de esas teorías. Simplificando sus ideas, las cuales no comparto en absoluto, es como decir: un tío con taparrabos no puede construir una pirámide porque como vive en mitad del desierto hace 5000 años, y no en Europa o USA, es tonto, y no sabe de qué va la tecnología. 
Básicamente, es lo que, posiblemente, pensaran la mayoría de esas personas que cuestionan todo lo que desde la ciencia ortodoxa se les dice. No voy a explicar detalladamente la evolución constructiva de todos esos tipos de paramentos realizados. Pero intentaré desgranar uno de ellos, como es el de las siempre polémicas pirámides de Egipto.
Situadas en la llanura de Giza, fueron construidas, sobre todo, en la IV Dinastía. Y responden a una evolución de cientos de años, desde la mastabas primigenias hasta la construcción de la gran pirámide de Keops, símbolo de esa evolución. Las primeras tumbas reales egipcias, nos dan la pista de hacia dónde querían evolucionar los faraones, como vemos en las primeras mastabas antes mencionadas. No entiendo, como teniendo esos ejemplos tan claros, los pseudocientíficos que se dedican a contradecir todo lo investigado, no las cuentan entre esas pruebas que dicen aportar. Curiosamente, creo que casi ninguno de ellos, se ha acercado nunca a una excavación arqueológica seria, en ninguno de los sitios donde, dicen, se encuentran esas pruebas. Ninguno, o casi ninguno de ellos, ha estudiado Historia, Antropología o Arqueología. Vamos, es como si me pusiera yo mismo a operara a una persona, pero sin haber estudiado medicina y sin haberme acercado nunca a un quirófano. Menos mal, que las vidas de los pacientes que nosotros tratamos, se fueron hace tiempo.
Muchas de estas personas, no comprenden cómo el ser humano, con las herramientas que ha tenido en cada época histórica o prehistórica, ha podido valerse por sí mismo dentro del mundo animal y de la climatología. Pero esa adaptación, es la diferencia básica entre nosotros y el resto de animales. Así pues, les rogaría, que muchas veces, antes de hablar sin conocer, se ilustraran un poco. Estoy cansado de ver por televisión máquinas para fabricar maná, enviados especiales de otros planetas, cilindros con formas que ellos no comprenden, etc. Si echaran un leve vistazo a la evolución de la tecnología humana, encontrarían en el ser humano, esas respuestas que buscan fuera de él.



Cantero egipcio usando herramientas muy parecidas a las encontradas en excavaciones arqueológicas

jueves, 13 de septiembre de 2012

Imperium, o el "triunfo" del peplum

El cine peplum, esa moda de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo, dejó algunas cosas malas en el imaginario social sobre el comportamiento de las sociedades antiguas, pero también una corriente crítica hacia los temas de actualidad en aquel momento.
La película Espartaco, por ejemplo, nos dejaba ver, entre tupidos velos, las opiniones políticas de su actor principal, -el gran Kirk Douglas- y el que fuera su director, Stanley Kubrick, sobre la llamada Caza de brujas contra algunos sectores del mundo hollywoodiense. O películas como El león de Esparta, -que sirvió de inspiración a Frank Miller para escribir la novela gráfica 300- y Alejandro Magno (1956), daban una muestra velada de la opinión que se tenía en otro sector de la meca del cine, sobre la Guerra Fría. Eso se debe a la dualidad que se muestra en esos films entre Oriente y Occidente. Siendo Occidente Estados Unidos, y los persas la URSS. 
Hoy en día, en películas como El reino de los cielos, el director nos habla, en los créditos de la primera edición en DVD, de su intención de hacer esa película para dar su visión sobre la Guerra de Irak de 2002-2003.
Ésta, es una cualidad que, aunque a muchos les duela, los americanos suelen hacer con su cine, aunque nosotros nos quedemos prendados de las telas de Cleopatra o la muerte de Marco Aurelio a manos de su hijo (cosa totalmente falsa). Y, aunque nos duela, en España parece que todavía no hemos llegado a ese nivel (aunque en algunos aspectos sí, ahora diré porqué).
Esa sensación de vacío, de una serie que no me ha dicho nada, es la que he tenido esta noche viendo la serie Imperium. Muchas personas cercanas me advirtieron de que no la viera. Pero, desobedeciendo las indicaciones, me he decidido a echarle un ojo. Es cierto que intenté ver el primer capítulo y sólo duré cuatro minutos de reloj. Pero me propuse ver este segundo entero.
Obviamente, las críticas de actuación son fáciles (siempre desde el respeto, pues uno no es actor, y supongo que se habrán esforzado mucho). Los personajes no muestran ningún tipo de sentimiento, los malos son muy malos, los buenos muy buenos. Supongo que los guionistas lo harán para que el público se encariñe de algunos personajes y deseche a otros. O para que sigan creciendo los que vilipendian a Galba, que parece ser que tras la serie Hispania, son muchos. Los decorados son lo único que se salva, a grandes rasgos, de la serie. Pero, si le echamos un ojo a los decorados en los que la gente no se suele fijar, vemos unos fallos bastante graves. Supongo que obviamente, los que no estudian o han estudiado Historia, no se darán cuenta (no es su obligación). Pero veamos a qué me refiero.
Por ejemplo, en la taberna, algunas de las cerámicas que usan para beber o comer, no se fabricaron en Roma hasta el siglo III d.C., en la zona del Norte de África. Me estoy refiriendo a la Terra Sigillata Africana. Pero, es más, ese tipo de producción cerámica de barniz rojo, no comenzó a fabricarse en Roma hasta un siglo después de la muerte de Galba, aproximadamente. El problema es que, generalmente, no nos damos cuenta, porque lo vemos "romano". Pero es, para que lo entiendan todos, como si para hacer una caracterización del descubrimiento de América, cogemos a Colón y lo vestimos de Al-Capone. Así sí se darían cuenta la mayoría, ¿verdad?.
La vestimenta es algo que me deja atónito. Las mujeres en Roma llevaban una especie de sujetador, aunque parece que en la serie siempre van con los pechos sueltos. El tipo de tejidos que se solían usar en esa época son los linos y la lana, no las gasas. Y los esclavos solían ir vestidos de colores chillones, para diferenciarse de sus amos. Y siempre de un solo color. Los hombres no llevaban la toga de esa manera, y es que hasta en internet hay ejemplos en diversas páginas web de cómo vestirse cuando se ha llegado a la mayoría de edad, o cuando se ha casado, o cuando se va al senado. No creo que a los de vestuario les hubiera costado mucho entrar en esas páginas e informarse un poco. Pero lo peor es ver a un senador entrar en el Senado con unas caligae, que eran el calzado de los soldados, cuando en toda la escultura aparecida no solo en excavaciones en España, sino en todo el orbe romano, aparecen ejemplos de senadores con su calzado. Incluso en las pinturas al fresco. 
Entrando en los personajes, supuestamente reales, de la trama, decir que Galba sólo estuvo una vez en Hispania, y a estas alturas debería estar a punto de morir, o de viejo, o por sentirse mal al estafar al tesoro público después de una campaña militar. Y dudo que tuviera una hermana llamada Cornelia, a no ser que ésta se hubiera casado con un hombre de la gens Cornelia. Las mujeres en Roma no tenían nombre propio, sólo el de la familia en femenino. Con lo cual, su hermana debería llamarse Sulpicia Galba. 
El gran problema que le veo a la serie, es que no pretende introducirnos en cómo se vivía en Roma en el siglo II a.C., si no hacer ver lo que nos parecemos a los romanos. Y créanme, religiosamente nos parecemos bastante, pues tenemos grandes ejemplos de suplantación de dioses romanos y fiestas por otros cristianos. Pero a parte de eso, la sociedad romana es totalmente diferente a cómo vivimos hoy en día. Bien es cierto que los sentimientos del ser humano apenas cambian. Todos son capaces de sentir amor u odio. Pero hacia qué sienten esos sentimientos es lo que hace diferentes a los romanos del resto de culturas. Obviamente porque cada cultura tiene un momento y una evolución. Poniendo un ejemplo de la serie: en este capítulo en el que luchan dos gladiadores y uno mata a otro, nunca un gladiador habría matado a otro, si el senador que preside el acto, no lo decide. Y normalmente, en estos actos, la muerte de un gladiador era casi imposible -en época republicana-, debido a que lo normal era que con las heridas se decidiera que se suspendía el combate y se daba al otro por ganador. Solo en contadas ocasiones se realizaba la muerte del vencido, en lo que algunos estudiosos han visto una manera de muerte ritual.
Una cosa que sí logró Antena 3 con su serie Hispania, era que la gente se identificara con la causa de Viriato, como si todos fuésemos uno contra el invasor, el extranjero. ¿No les suena eso de algo? Sí, son mentalidades políticas que intentan acercar a la ciudadanía a una postura sobre temas de actualidad, como hacían en las películas antes comentadas brevemente. Así pues, os espectadores de Hispania se tragaron, en su mayoría, que Viriato es el gran héroe hispano, cuando fue otro más, Lusitano además, de los que luchó contra Roma. Bien es cierto que su lucha significó un intento de coalición, como un siglo más tarde haría Vercingetorix en Galia, contra esa máquina que era el ejército romano. Pero hubo valor en Numancia, en las Guerras Cántabras, o en la revuelta de los Contestanos a inicios del siglo II a.C. que supuso la destrucción de varios asentamientos en la zona del actual Norte de Murcia. 
No nos dejemos engañar.

miércoles, 15 de agosto de 2012

¿Son realmente tan diferentes las culturas oriental y occidental?

En este largo tiempo transcurrido entre la última entrada y esta que realizo ahora, ha llegado a mis manos un ensayo realizado por Harry H. Gelber, titulado El dragón y los demonios extranjeros. He de reconocer que mi idea sobre la cultura china en general, y su historia en particular, es muy difusa, vaga, llegando a ser casi inexistente. Normalmente, por deferencia o indiferencia, muchos nos inclinamos a estudiar las culturas más cercanas. A mí, personalmente, me encanta la cultura romana. Por eso muchas de las entradas del blog van encaminadas a resaltar pequeñas anécdotas de esa civilización que nos ha dado a luz, de manera figurada, junto con la griega, a los que ahora nos llamamos occidentales. En todos los aspectos diarios vemos ejemplos que las personas de nuestras sociedades ponen sobre comparación de culturas anteriores o posteriores en el tiempo, pero dentro de un mismo espacio que es Europa. 
¿Qué es lo que pasa cuando encontramos esos mismos parecidos en culturas o civilizaciones tan lejanas en el espacio, pero no en el tiempo?
Leyendo la página 39 del ensayo antes mencionado, el autor nos habla de una sociedad en la que la guerra es considerada algo sagrado, en torno al siglo V a.C., haciendo comparativos a veces con las culturas griega y romana, para que sea más entendible a nuestros ojos. Pero hay una pequeña frase que, de repente, hizo que me dejara perplejo: los chinos realizaban "triunfos" al modo romano cuando ganaban una guerra o una campaña militar. Hasta la dinastía Qin y la dinastía Han -que comprende más o menos los siglos de esplendor, en parte, de la cultura romana- al realizarse la guerra como un acto religioso más, se celebraban este tipo de actos cuando un general o un emperador conseguía algún tipo de triunfo militar. Así que, debemos imaginarnos toda la pompa que rodearía a estos actos, con las consabidas marchas militares por la capital del imperio, frente al Rey de todo lo que está bajo el cielo.
Este tipo de actos, para nosotros son comunes en la cultura romana, donde en las películas del género peplum o incluso en series de televisión recientes, asistimos a la celebración de triunfos. Digamos que estamos familiarizados con estos actos de promoción personal pero con una carga religiosa grande, pues se realizaban sacrificios -incluso humanos, por ejemplo, en Roma- en honor de diversos dioses. De hecho, sobre la celebración del triunfo en época romana, recomendamos un ensayo de Mary Beard titulado El triunfo romano, donde la autora nos explica desde el punto de vista de las fuentes escritas la evolución del mismo, hasta su desaparición ya en época bajoimperial. 
Así pues, aunque sólo sea en estos casos puntuales, encontramos grandes parecidos entre lo "nuestro" y lo de los demás. Parecidos que nos deberían hacer reflexionar sobre otros muchos temas. 

En siguientes entradas iremos añadiendo algunos de estos parecidos, que nos acercan más a la cultura del Río Amarillo.

miércoles, 27 de junio de 2012

¿Dónde está mi Iglesia?

De un tiempo a esta parte, en esta península donde hablar suele salir gratis si no se hace con razón, he observado que las palabras de aquel al que muchos llamaron "maestro", se encuentran más tergiversadas que nunca. El verso de la palabra se diluye entre sotanas con pocas ganas de avanzar. Organizaciones que parecen salidas de novelas de misterio copan las altas esferas del Vaticano, como si de la segunda parte de El Código da Vinci se tratara. Parece que, por una vez, vamos a tener que darles la razón a los amigos de las conspiraciones, -aunque no sea plato de buen gusto para el que escribe-.
Como cristiano convencido, -de la existencia de Iesua, no de su "divinidad"-, he de decir que no me reconozco en ese grupo de personajes adictos al poder terrenal, que excusan sus andanzas, financieras y sexuales, en el poder celestial. No me reconozco en esas personas que, escudándose tras una idea religiosa que profesan millones de habitantes de este planeta, dentro de poco llamado "cuasi-tierra"; hacen y deshacen a su antojo. Con dinero público, se atreven a coger lo que, piensan, es suyo por decisión divina. Actúan como jueces morales -al igual que en todas las religiones-, sin tener moral algunos de ellos. Y como siempre, pagan los justos por los pecadores.
Suponemos que la Iglesia siempre ha sido así. Pero deberíamos hacer un ejercicio de reflexión sobre qué ha cambiado dentro de ese ente que mueve al mundo cristiano. Los colores que hoy en día usan obispos y cardenales, son aquellos que los nobles romanos usaban en sus ropas. Hay quien dice que el Vaticano no es otra cosa que lo único que nos queda de aquella Roma anhelada por los escritores románticos del siglo XIX.
Pero. no obstante, soy de los que piensan que cuando uno se declara devoto de algo, y practicante de algo, debe hacerlo con todo lo que eso conlleva. Debemos saber que toda acción o pensamiento expresado públicamente, lleva consigo una responsabilidad. No critico la estructura de la Iglesia, pues cada uno es libre de profesar la religión que quiera, siempre que cumpla sus preceptos. Los que son criticables son algunos personajes que, amparándose en ese gran ente movedor de masas, nadan en la cresta de la ola religiosa aprovechándose como lo haría una persona que no fuera del estamento clerical. Sus acciones perjudican a toda cristiandad. Sus abusos y excesos justifican a los que critican la inmovilidad y permisividad interna del estamento eclesiástico.
Ya Prisciliano, en el siglo IV de nuestra era, veía lo que pasaba cuando una institución, al igual que las políticas, coge el mando de un sector social unilateralmente...y le cortaron la cabeza.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Rayos, truenos, centellas y malos augurios






Hace unos días, haciendo zapping mientras esperaba que comenzara una de mis series favoritas, me topé con una noticia, dada en un canal de televisión nacional, donde se decía, que el avión que conducía al flamante nuevo presidente de la Rep. Francesa, Hollande, a Alemania, tuvo que dar la vuelta en pleno vuelo debido a un rayo. A su vez, el periodista hablaba de un "mal augurio", el cual se confirmó a la llegada de éste a Alemania. Al ser recibido por la señora Merkel (Angie para los amiguetes de su querida RDA), todo fueron malas caras, malas posturas; en fin, un primer viaje al extranjero siendo Presidente de la República, que este hombre nunca olvidará.
Traigo a colación esta noticia, para ver, que en alguna manera, ese substrato que los romanos dejaron en nosotros, no se ha ido del todo. Cada día, desde que nos despertamos, la superstición nos acompaña allá donde vayamos. Desde el pie que debemos poner en primer lugar en el suelo al levantarnos de la cama, no pasar bajo una escalera, el temido número trece... Toda una serie de medidas para protegernos, entre otras cosas, del "mal de ojo". Esa maldición tan típica en casi todas las culturas conocidas, y que hoy en día muchos siguen intentando erradicar. 
Siempre se ha dicho, que la persona que podía "ver" y quitar el mal de ojo, era una persona que tenía, aunque no se confirmara, algún tipo de poder. Incluso en mi familia y vecinos cercanos, encontramos siempre a alguien a mano capaz de quitarlo.
En Roma, a los niños, a parte de los fallos que les colgaban desde bien pequeños, se les ponía en la frente una especie de nudo, que hoy en día nosotros colocamos en el ombligo de nuestros pequeños. Por lo que, el ser humano mediterráneo no ha cambiado mucho, a excepción de llevar pantalones. Esa es una de las pocas cosas que nos legaron nuestros amigos del Norte, -los visigodos-; junto con el resto de tribus germanas, bárbaras, que asolaron el Imperio Occidental en el siglo V. 
Volviendo a los rayos antes mencionados, en época clásica, el que un rayo o un trueno sonara de una manera o de otra; o el simple hecho de que empezara a llover dependiendo de qué situación, podía ser interpretado como algo que diera buena o mala suerte. 
Y con los animales pasaba algo parecido. Incluso en Roma había un sacerdote especializado en cuidar unos gansos sagrados para la ciudad. Y ni que decir tiene el vuelo de las aves, dependiendo del número de éstas, o de que volaran en círculo o no. En ese aspecto siempre recordaremos al queridísimo Rómulo, y su manera de fundar la ciudad eterna.
Hoy en día, en nuestras culturas, que parecen tan alejadas de aquellas de los filósofos que se entremezclaban con la sangre de la arena del anfiteatro, pintadas obscenas y comportamientos tradicionales; encontramos parecidos más que razonables, para pensar que no hemos cambiado tanto.
Valga el ejemplo del periodista antes citado. Y en el mundo animal, podremos dos ejemplos:
El primero es el conocidísimo de la India, donde las vacas campan  a sus anchas, e incluso hay penas de cárcel para aquel que ose molestarlas.
El segundo se da en el cerró Verdún, en Uruguay, donde las arañas pasean por todo el cerro, y no pueden ser interrumpidas en su labor vital, por cualquier persona que pase, la cual debe respetar todo lo que éstas hagan.
Un tercer ejemplo que me gustaría añadir, ya en Europa, lo encontramos en la localidad italiana de Cocullo. En dicha ciudad, todos los años, para celebrar la festividad de su patrón, Santo Domingo de Sora, sueltan serpientes vivas por el trono del santo. E incluso las personas posan los reptiles en sus cuerpos, pensando que no les van a picar. Esto se debe al culto de época preromana, en el cual se loaba a una diosa de origen etrusco, que protegía a las personas del veneno del áspid. Ya en la Alta Edad Media, la Iglesia Católica, para evitar el culto a dicha diosa, incluyó el culto al santo antes nombrado, para sustituir un culto pagano por otro cristiano, como tantas veces a pasado en todas las religiones.
Esto, finalmente, nos hace pensar si toda nuestra tecnología y nuevo modo de vida, sirve para alejarnos de esas tradiciones, o simplemente también nos acerca más a ellas.

PHS

miércoles, 23 de mayo de 2012

Ahora en verso (por los años de letras)

Éramos hijos de ángeles caídos en olvidos, prohibidos,
siento que he perdido el ardor combativo, te explico.
R.   A.   P. es más que una moda, más que esos controladores que ya no controlan,
otrora, en antiguo castellano, otrosí, si hermano no me das la mano,
porque piensas que por no ir a los parques no llegamos a tu rellano,
eres un rey llano, como Juan Carlos.
Pero lo único que cazas son insultos a tu lado, te han dado y lanzado al vacío, con los elefantes que del otro han huido.
Piensas que por esa cadena de water, todos te deben tratar como un pater, 
hermosos versos que soltamos al universo, 
cuando sentimos que estamos con los nuestros, puestos,
y tus amigos depuestos, este es mi impuesto, honesto,
y un pretexto, para enseñarte que estos textos, son fechos,
con motivos macerados y enredados en marañas del malhablado,
¿quieres aprender léxico con un éxito?
Este es un estilo arcaico de carácter apotropaico y laico,
qué dualidad.
Si recortar los derechos es actualidad,
en una sociedad que no sabe avanzar,
pues a cuarenta años atrás volverás si a la calle tú vas.
Suenan tubas de fondo, con un cante jondo y hondo,
bien hondo, que llega hasta el último recodo, del lodo
 que nos atrapa en esta era ingrata.
Donde los vecinos no se dicen nada,
pero quieren saber sobre tu vida,
qué vida más triste, malhablado resiste,
se alimenta de alpiste para canarios,
y corsarios, y lucha contra un nuevo imperio ario,
en el atrio sin pisar un escenario...(continuará)

jueves, 3 de mayo de 2012

Sobre la miseria humana (Fr. 1 West)

"Hijo mío, Zeus gravitonante posee el cumplimiento 
de todo cuanto existe
y todo lo dispone según su voluntad.
Pero los hombres no tienen conciencia de ello,
sino que, pendiente de lo de cada día,
como ganado viven, sin tener idea
de cómo haá la divinidad que cada cosa concluya."


Con estos versos, editados en 2002 por Emilio Suárez de la Torre para la ed. Cátedra, Simónides de Samos, poeta griego que vivió encabalgado entre el siglo VII-VI a.C., definía lo que para él era esa dejadez humana cuando se sabe protegida por un algo superior. Vemos, analizando el texto, que el poeta -y también activo fundador de ciudades, según algunas fuentes escritas tardías- ve que la gente de su tiempo se siente relajada, esperando que todo vaya como ha ido siempre. Pero sin mover un ápice para hacer que las cosas vayan. 
Zeus, que todo lo mueve, hace y deshace a su voluntad, aunque eso no le vaya bien al mortal. Él es un dios. El mayor de los dioses, después de imponerse a Cronos. Le dan igual, en cierto modo, los designios de los humanos. Unos humanos, que viven para ellos mismos, sin pensar en el prójimo, ni en el grupo.
Hoy en día, la mayoría nos vemos rodeados de esa desidia. Una dejadez que hace que nuestros dirigentes, llamémosle Zeus, hagan y deshagan a su antojo, sin importarles lo que o a quien se lleven por delante. Y nosotros, pobres mortales, nos abstraemos de todo, viviendo a lo nuestro. Sin compartir con nadie. A veces, ni con los más cercanos, mientras vemos como nuestro vecino se vuelve imberbe; pero sin remojarnos las barbas. Todo nos da igual. No hay cooperación, y vivimos en una burbuja, en una caverna, en la que sólo vemos lo que nos dejan ver.
El pesimismo y la soledad deberían invadir las costas físicas de cada uno. Y sálvese quien pueda. 

domingo, 1 de abril de 2012

La figura y el miedoso (II)

En un abrir y cerrar de ojos, Castor se encontró perdido en un laberinto de pasillos sin luz. La tormenta tronaba al exterior; y a veces, parecía que se iba a desprender el techo de la gruta. No encontraba el camino de vuelta. Comenzó a encontrar cuerpos envueltos en sábanas blancas de lana, algunos de ellos desvencijados. Otros, sin embargo, permanecían desnudos al paso del joven miedoso. Pero no eran humanos, sino cuerpos de cera, que representaban tanto a hombres como a animales, con cara de sufrimiento. 
Se acercan.
Castor sigue corriendo, ésta vez más rápido, pero es imposible.
Le están rodeando, lo siente. Siente que otra luz se acerca de frente. 
Se para. Respira. Se sienta. No puede hacer nada.
De repente, una nube de personas con antorchas se aproximan. Unos desnudos, y otros vestidos. Sólo hombres, que le miran con cara de asombro pero a la vez de satisfacción. Esa satisfacción que de al comprobar que es alguien conocido. Alguien en quien poder confiar. Sus hermanos, que habían salido a buscarlo, junto con el mayor, el cual estaba atronando tambores un tiempo atrás, lo miran de manera paternalista. 
Él no entiende nada. Sólo ve una amalgama de cuerpos, entre los que reconoce algunos, pero otros llevan las caras tapadas. Ve luces borrosas, todo se nubla. Se desmalla. 
Es de día.
Castor se despierta súbitamente en su cama. Todo es normal. Ha vuelto a ser normal. Pero recuerda perfectamente todas las cosas que encontró en la gruta: las figuras, la gente desnuda, sus hermanos. No sabe cómo podrá reaccionar a esa experiencia; o si le habrá pasado algo a ellos. Aunque no parecían estar en peligro. Todo es muy confuso. 
Se levanta.
Se viste con el primer harapo que encuentra en la única silla de su habitación. De hecho, es la única decoración de su habitación, junto con su cama de paja, construida por él mismo. Duerme en la zona de arriba de una casa labriega, al comienzo de la aldea, con sus tres hermanos, -dos menores y uno mayor-, y con sus padres, Pullis y Cornia.
La casa se dispone en un piso inferior, donde se encuentra la cocina y el salón, junto con la habitación donde duermen sus padres. Fuera, en una casa aparte, viven sus tres hermanos, pues no hay sitio para todos en la casa grande. Además, tienen un pequeño pajar, en el que guardan una vaca; y un pequeño edificio para el ganado. Se podría decir, que dentro de la comunidad, son de las familias más importantes, aunque no se rigen por las normas de la ciudad que los domina. Prefieren seguir un esquema de reuniones de los mayores en la plaza central de la aldea, bajo el viejo árbol, en el cual, dicen, se apareció San Pedro hace cien años.
Pero sus padres le explican que esa fue una artimaña de los sacerdotes de la ciudad, para que las personas del pueblo se convirtieran al cristianismo, y construir la pequeña iglesia que se erige sobre el cerro que gobierna el valle en el que se encuentran.

Castor sale de su habitación y se dirige, escaleras abajo, al salón. Todo está tranquilo. Sus padres lo miran, y ríen de felicidad. Ya es uno de los suyos.



Máscara etrusca

miércoles, 7 de marzo de 2012

La figura y el miedoso

Era noche cerrada en el bosque de Milefiori. El joven Castor se había perdido cuando volvía con sus hermanos de recoger las ovejas perdidas aquella tarde. Aunque salieron a buscarlo, Castor no daba señales de vida. Había caído en lo más profundo de una gruta lúgubre, colmatada de plantas, y de difícil acceso desde cualquier camino. Y la luna, esa acompañante de los veranos largos en el bosque, le había abandonado, pues se encontraba dormitando tras las nubes que cubrían ahora el cielo. Amenazaba una tormenta de esas que sólo se ven en verano, a finales de Agosto, cuando todo está en calma, y, de repente, Iouis despierta de su sueño, como queriendo no abandonar todavía el corazón de los habitantes de ésta parte del antiguo Imperio. Es la hora de la lluvia. Una lluvia que encuentra sus caminos para formar ríos que a su vez desembocan en otros ya existentes. Una lluvia que parece venir de todas partes; que te atrapa y no te deja salir de ese vórtice de agua proveniente del cielo. Y ésta viene acompañada de rayos y truenos; de relámpagos y centellas, que tienen prisionero a Castor en la gruta. 
Desde que era solo un niño, le habían prohibido jugar cerca de aquel sitio. Decían que por las noches de verano, se reunían los pocos paganos que quedan, recordando ritos iniciáticos que se pierden en la noche de los tiempos. Noche como la que tenía atrapado a nuestro amigo. 
Entonces, en un impulso más de miedo a la lluvia que de valentía, Castor decidió adentrarse en la gruta. Las plantas tapaban todo el poco horizonte que ya de por sí podría dejar la noche y el agua. Unos metros más adentro, Castor encontró restos de antorchas, recientemente apagadas. Dejadas allí por alguien que pretendía volver a usarlas para salir. Serían esas personas los casi monstruos que sus padres y vecinos le habían contado de pequeño. Un hálito de curiosidad cruzó su pensamiento, y se decidió a seguir. 
No anduvo más de diez metros cuando cayó por un terraplén que le llevó a una cámara oscura, excavada en la roca, pero de grandes dimensiones. El sonido del agua se oía a lo lejos penetrar en ella por una ranura que se hallaba, posiblemente, al otro lado de la misma.
Con paso firme pero indeciso al mismo tiempo, Castor continuó andando. Pero a cada paso que daba, el suelo crujía como si estuviera pisando maderas. Aunque notaba que no eran maderas de leña, sino algo con forma. 
Finalmente, al llegar al otro extremo a tientas, divisó una luz al final de un corto túnel. Una luz que le parecía haber visto al llegar a la cámara, pero que creía una alucinación al principio.
Al final del corto túnel se abría ante sus ojos otra cámara, de forma circular, con un óculo en el centro, y con antorchas en los lados. En el centro, no pudo creer lo que veía. Los habitantes más mayores de la aldea en la que vivía, bailaban desnudos al son de una música tocada con percusión por los más jóvenes, entre los que estaba su hermano mayor. Descubrió que los músicos eran los jóvenes casados de la aldea, estos sí vestidos. Los mayores parecían bailar en torno a un círculo.
Pero su mayor impresión fue al observar las paredes de la cámara. Toda ella estaba llena de brazos, piernas, cabezas, corazones, pies, penes, etc. Todo era de cera. Algunas de las formas estaban siendo quemadas en una pequeña hoguera sobre la que otros personajes, ataviados con máscaras que recordaban a las de los antiguos pobladores, saltaban sobre ella, o la pisaban.
Castor, estupefacto, soltó un leve pero audible grito de miedo. La música paró. Le habían descubierto. Castor debía salir de allí...

domingo, 26 de febrero de 2012

Scipio el magnánimo

Buscando información sobre uno de los temas principales que me vienen a la cabeza, -dejando a un lado la realidad social que nos persigue-, me he topado con un hecho el cual me gustaría resaltar. Me explico.

Desde hace un par de años me encuentro enfrascado en la lectura atenta del relato que de la ciudad púnica de Kart-Hadst (actual Cartagena, pasada Carthago-Nova) hace Polibio en el siglo II a.C. El escritor griego, al que le debemos el relato, no sé si más fiable, pero sí el más cercano que ha llegado a nosotros sobre la Segunda Guerra Púnica; relata claramente las victorias de Publius Cornelius Scipio Africanus para loar a la gens Cornelia, para la que trabajaba desde que fuera apresado en una escaramuza contra los griegos.
De todos es sabido, que en varios pasajes de sus Historias, nos introduce algún rasgo del "celebérrimo" Scipio, como que era capaz de comunicarse con los dioses; al igual que muchos héroes mitológicos o semidioses. Eso recubre la figura de Scipio de un aura cuasi divino. Y nos da una visión de lo que es ser romano, y la exaltación de la uirtus de la gente del Lazio. 
Pero un rasgo que me gustaría resaltar de la personalidad del gran estratega romano, y que Polibio nos introduce sin que apenas la notemos, es la de la magnanimidad. 
Esta cualidad del gran héroe de la Segunda Guerra Púnica, la podemos ver en algunos actos del Libro X de Polibio:

El primero de ellos hace referencia a, una vez tomada la ciudad que luego se llamaría Carthago-Nova. Al establecerse y dedicarse todos al pillaje (hecho que es descrito por Polibio pero que luego intenta maquillar el escritor griego), se le ofrece  a Scipius una joven (Polibio, Hist. X, 19, 3); tal vez la más bella de cuantas habría en la ciudad, de origen ibero. Este ofrecimiento es rechazado por el militar, enviando a la muchacha con sus padres de nuevo.

El siguiente, es con respecto a la conversión de los artesanos como esclavos públicos (como bien afirman autores modernos). Pero estos serían liberados al terminar la contienda (Polibio, Hist. X, 17), dando muestras sobre las dificultades y penalidades que se pueden llegar a pasar en una guerra.
Dentro del relato del escritor griego, nos encontramos más ejemplos como estos. Pero no deben ser tomados como hechos fehacientes. Leyendo entre líneas, nos damos cuenta como son intentos e historias insertadas en el relato para intentar suavizar la situación de la llegada de los romanos a Carthago-Nova. No debemos engañarnos. Es un acto de guerra, y necesitaban dar una lección a los púnicos donde más les dolía. Y eso era tomando su capital hispana. Además, los amplios restos de cenizas hallados en algunas excavaciones del centro urbano de la ciudad de Cartagena, nos dicen que la ciudad púnica fue destrozada casi en su totalidad (Calle San Cristobal la Larga, 2005-2006). Incluso podríamos intuir que existirían algunas zonas que no llegarían a ser urbanizadas del todo, y que la ciudad púnica fue más grande en extensión que la romana. Pero este hecho no ha podido ser constatado del todo. Así pues, tenemos unos actos supuestamente magnánimos, que podrían enmascarar una actitud más beligerante ante la población civil. 

lunes, 13 de febrero de 2012

Cneo y Sexto

Hermanos, e hijos de uno de los personajes de la Roma republicana más importantes. Para el devenir, y para el final de la misma. Cneo y Sexto Pompeyo, fueron hijos del gran Pompeyo Magno, a su vez hijo de Pompeyo Estrabón, que había participado en la primera guerra Civil, en torno al año 80 a.C.

Lo poco que conocemos de la vida de ambos, podemos encontrarlo, en gran medida, en dos autores fantásticos, pero que nunca llegaron a conocerse -obviamente, debido a la cronología dispar-: Cicerón y Dion Casio (o Cassius Dio como aparece en el mundo anglosajón). Sus composiciones suponen dos de los ejemplos más notables para explicar la historia de Roma, desde la perspectiva del animal político que fue Cicerón, y el senador de un imperio llevado a menos, como fue Casio.

El primero de ellos, en sus Áticas, relata en parte, la suerte que corrieron ambos hermanos, sobre todo durante la Guerra Civil, que enfrentó a César y Pompeyo, entre el 49 y el 45 a.C. Todos sabemos como acabó: tras Farsalia y Munda, la guerra acabó, y Pompeyo murió en Egipto. El Senado no pudo hacer nada frente al enclenque general de la famila Julia, que llegó al poder absoluto, muriendo pocos meses después -los famosos idus de Marzo-, a manos de los senadores que no veían con buenos ojos su ascensión, observada como un intento de devolver a Roma a los tiempos de la monarquía. No se alejaban mucho de la realidad, y a la sazón, la Historia les ha dado la razón. Pero debemos tener en cuenta que, aunque en Roma existía una República, éste es un modo de gobierno, en nada parecido al de las repúblicas actuales, de corte democrático. Aunque los ilustrados de finales del siglo XVIII como Gibbon, se empeñaran en ver un modelo a seguir en la política a llevar a cabo en su Europa.

Como he dicho anteriormente, las vidas de ambos hermanos, aunque cortas, fueron muy intensas, luchando ardientemente, aun después de perdida la guerra civil, contra los cesarianos que gobernaban ya las provincias. Concretamente en la Hispania Citerior, lugar donde se encuadra nuestra Carthago-Nova, llevaron a cabo varios movimientos bélicos, debido a que tenían el favor tanto de los iberos del Sureste como de los Celtíberos de la zona del valle del Ebro. Esto les hizo fuertes, e incluso acuñaron moneda, como nos relata Luis Amela. Este hecho fue imitado por ellos mismos tanto en Massalia como en Sicilia. 

Tras años luchando y ganando a las tropas cesarianas -no hay que olvidar que Carthago-Nova y Corduba estuvieron bajo su influencia algún tiempo-, un tratado firmado con Lépido -que más tarde formaría parte del segundo triunvirato junto con Marco Antonio y Octaviano-, les llevó fuera de la Península, dejando tras de sí una horda de seguidores, sobre todo en la costa mediterránea.

Así pues, se nos hace difícil imaginar una Hispania unida en la guerra de estos dos monumentos a la táctica e inteligencia militar que fueron Julio César y Cneo Pompeyo Magno. Podemos ver cómo unos pueblos hispanos apoyaban a uno o a otro dependiendo de la filiación que para con ellos se tuviera. Así pues, lo que algunas series de televisión actuales nos relatan -aunque estén basadas en hechos anteriores a las Guerras Civiles- habría que cogerlo con pinzas y colgarlo a secar, para luego, una vez limpio, ver el trasfondo político, que lo hay siempre, de cada manifestación actual. Debemos de tener en cuenta diversos factores a la hora de enfrentarnos cara a cara con las influencias que cada partido político pueda tener en diversos medios, que, a veces, no se esconden frente a ello. Esto, podría decir muy poco de ellos, pues siempre silenciarán lo que no les convenga, y darán coba al contrario. Ante esto, debemos abstraernos de lo que diga cada uno, y mirar con lupa todos sus comentarios, para después, llegar a nuestra conclusión, que nunca ha de ser de color negro o de color blanco. Obviamente todos podemos tener filiaciones de carácter político, y leer o ver diferentes medios, pero nunca debemos dejar que nos engañen del todo. Y nunca dejar que sea el ganador el que explique únicamente el hecho, pues será parcial. Aunque el del perdedor también.

Eso es lo que pasó, a mi juicio -que a veces peco de no tener-, con estos hermanos que, de no haber existido guerra civil -la cual parece ser que comenzó, en parte, con la muerte de su hermana, aunque eso lo dejamos para novelar-, se habrían convertido en dos de los mejores militares que habría tenido Roma. Y seguramente, Octaviano habría sido un chico enfermizo, poco amigo del campo, que destacaría en su labor de escritor.

domingo, 5 de febrero de 2012

Llegada del Padre Ioannes a la "montaña mágica"

Tras hacer dos noches al final en Spartaria, anduvimos el camino que nos separaba la ciudad del enclave en el que ahora nos encontramos.
Los restos de edificaciones paganas campan a sus anchas, con personas que malviven en ellos. A las afueras, hemos observado un cementerio que se está levantando a la margen izquierda de la vía que usamos para dejar la ciudad. Con horror, pude comprobar como en una de las tumbas, estaban tirando parte de los restos de un pobre muerto infeliz, para poner a otro en su lugar, dejando a éste primero a los pies del segundo. Un hedor insoportable llega a nuestras fosas nasales. El olor de la muerte no deja indiferente a nadie. Y menos en esta ciudad, donde cada día llegan nuevos cadáveres procedentes de las guerras que tienen contra los impíos godos. Esos llegados del norte, y que gobiernan desde más allá de las montañas que separan la zona de costa con el interior de Spaniam. Esos que gobernaban en Galia hasta que fueron expulsados por cruenta guerra.
Siguiendo en parte la antigua calzada romana, hemos pasado a caballo por lo que, creo, en otros tiempos fueron enterramientos de los romanos que gobernaron estas tierras, hace unos cuantos siglos. Las personas que viven alrededor, han destrozado el reposo de los que moraban las antiguas ciudades de los muertos. Que saludaban, a veces alegremente, a los caminantes que se acercaban a Carthago, la de las amplias murallas. Murallas que, parece ser que están siendo restauradas en parte. Nos comentó nuestro guía, Apostholos, que también habían visto restos de la que dicen, era la muralla que levantaron los fenicios llegados de Africa. Pero mis compañeros y yo, dudamos que sea cierto. 
Nos habían dicho, que incluso en algunas de las tumbas vivían personas. Y hemos podido constatar que esto es cierto, porque en la Hilada de piedras que quedan intactas de los antiguos, se levantan casas de una sola habitación. Las personas que las habitan han robado parte de las cubriciones de las tumbas, quedando las cenizas y huesos al aire. Es una imagen decadente, que viene a completar lo que pensábamos sobre la "capital" de la Renouatio de Iustinniano.
Pero el contraste con el paisaje que hemos podido ver en los montes cercanos, donde una vez hubo minas, es desolador. Todavía hay pequeños grupos de buscadores de tesoros y mineral, que secuestran a niños y los usan para entrar en las cámaras que quedaron abandonadas. Muchas veces esas cámaras se desploman, quedando los niños atrapados. Mi colega Vercinx, -nombre puesto por su padre, todavía impío-, tuvo que actuar y consolar a un padre. Su hijo, esclavizado por unos malhechores, fue sepultado en una de esas cámaras. Dos semanas después, sólo encontraron su cuerpo desmembrado, y sin brazos. Nuestro hermano, se quedó para acompañar a los padres en la liturgia por el niño, de siete años.
Finalmente, tras un día duro de camino, viendo más crueldades y penas de los hombres, llegamos, como de improviso, a la "montaña mágica". Es como llegar a otro mundo totalmente distinto. Hemos dejado atrás la penosa civilización, y hemos arribado a un vergel, cercano al mar. Todo en él es tranquilidad. Los árboles se agolpan en un festín de vivacidad, llegando a tapar, incluso, la pequeña ecclesia construida a la falda del monte. Tienen razón los que lo tildan de mágico, aunque caigamos en herejía. Sientes una paz al llegar, que te inunda y contactas con Nuestro Creador. Unos hermanos, llegados de diversos puntos del antiguo imperio que ahora se hace pedazos, se han instalado en la ladera del monte, realizando pequeñas cuevas. Viven de ermitaños, y los hermanos que viven abajo les suben comida y agua.
Pronto enviaré noticias sobre cómo es la vida aquí, pues recomiendo a todo cristiano que peregrine, por lo menos una vez, a ésta parte de la Carthaginense, apartada de toda banalidad. 

martes, 24 de enero de 2012

Querido Sherlock

Recientemente, concretamente desde mediados de 2011, vengo siguiendo una serie sobre el tantas veces nombrado Sherlock Holmes; personaje creado por Conan Doyle en 1887. Dicha serie, resulta toda una novedad que, lejos de ser una repetición de lo anterior, nos acerca a un Holmes del siglo XXI, pero sin perder un ápice del carácter que Doyle le imprimiera en los últimos años del siglo XIX. 
Por otro lado, muchas obras se han realizado sobre el personaje: teatro, cine, televisión, series de dibujos animados, lecturas radiofónicas. Y otros muchos se han inspirado en él: "Detective Conan" (serie de dibujos animados japonesa) y el carácter de House (el famoso médico televisivo americano, interpretado por un inglés). 
He de decir, que al igual que dicha serie, las películas de Guy Ritchie, lejos de ser obras de arte del cine, entretienen a su modo; y hacen pasar un rato agradable en el cine. El Sherlock interpretado por Downie Jr. tiene poco que envidiar a otros presentados en filmes anteriores, si acaso esa faceta más aventurera que investigadora. Cosa que sí aporta la serie de la BBC, de la que hace unas semanas se ha estrenado la segunda temporada en el canal TNT España; simultáneamente con la primera temporada en la menos querida por el que escribe, Antena 3.
Como hemos dicho anteriormente, a muchos personajes ha inspirado este ser tosco, frío, calculador, y poco amigo de lo social. Pero, creo, muchos de pequeños, al ver esa serie de dibujos animados en la que Sherlock era un perro, queríamos ser como él. Resolver crímenes y robos; ayudar a nuestra manera... Y eso es lo que parece que ha vuelto con esta revolución del mundo "Doilediano", por llamarlo de algún modo. 
Doyle tuvo otros títulos en su obra literaria, como El mundo perdido, totalmente desaprovechada por la televisión en una serie de ingrato recuerdo, y que curiosamente se parece a Jurassic Park, de otro gran escritor, Michael Crichton, llevada al cine en 1992 por Spielbreg. De hecho, esa novela, era el comienzo de otras andanzas literarias, las del profesor Challenger, y sus viajes por lo desconocido, en Sudamérica.
Un dato curioso que me vino a la mente mientras veía en el cine la segunda entrega del Holmes de Ritchie, fue el como Doyle se anticipa a la política de comienzos del siglo XX, con una aparente Paz. Pero una Paz armada, en la que los diferentes asesinatos por uno y otro bando, hacen que se llegue a una calma tensa en la política europea. Es el clima que él creía que se daba en Europa, desde la década de los 80 del siglo XIX, debido a los continuos conflictos políticos entre las potencias europeas por el control de la Colonización en África y Asia. Conflictos que, años más tarde, darían a la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Más tarde, ya tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), veríamos una segunda etapa, ésta vez con la Guerra Fría, donde USA y URSS se jugaban el controlar puntos estratégicos a modo de colonización económica, para jugar sus bazas en la política internacional, y hacer que el resto de naciones les bailaran el agua. Fruto de ese conflicto no armado, surgirían la guerra de Corea, la de Vietnam, o la de Afganistán.
Y vemos cómo Doyle, dentro de su interpretación de lo que pasaba, se adelanta casi veinte años a los acontecimientos históricos. Él viviría tanto la primera Guerra Mundial, como parte del periodo de "entreguerras", pensando, tal vez, que había dado en el clavo con sus anuncios insertos en sus novelas.
Otro punto que me llamó la atención de manera desmesurada, es que, en el mismo film, vemos como Moriarti es, además de un distinguido profesor de universidad, una mente que piensa en lo económico, y que, con sus empresas de suministros, quiere armar a toda Europa. De ésta manera, una bomba tirada por un alemán, sería de la misma empresa que la tirada por el francés. Y así sucesivamente. 
No sé si Guy Ritchie cogió a Holmes por las razones que se puedan ocurrir, o porque le guste el personaje y quiera darle otro matiz, u otra "vuelta de tuerca" (Turn of screw), a los personajes de Doyle. Pero las comparaciones, ésta vez, no son precisamente odiosas, sino parecidas en extremo.



viernes, 20 de enero de 2012

El almirante Pero Niño: azote de piratas e ingleses

"Como un resorte su barco apareció de entre la bruma, pillándonos desprevenidos. Habíamos oído hablar de su fiereza. Pero ni todos los instructores del mundo podrían habernos preparado para la tormenta de pólvora que nos llovió esa noche en el canal..."


De ésta manera podría haber resumido, de haber sido un marino inglés, lo que les pasaba a diario a los buques que navegaban por el Canal de la Mancha, a inicios del siglo XV. Era cuando los que daban estopa eran los navegantes castellanos, ayudando de algún modo a los vecinos franceses, invadidos desde hacía más de sesenta años por el reino de Inglaterra. Caracterizados por su fineza a la hora de la política, los gobernantes ingleses habían comenzado, en el siglo XIV, una serie de luchas por hacerse con el poder hegemónico en las islas, invadiendo Escocia, la que habían conquistado, no sin la lucha fiera de esos melenudos engreídos de buena Fe, capitaneados por un tal William Wallace.
Nuestro querido amigo Eduardo I, fue el que conquistó dichas tierras, apoyado en una política de desunión de los nobles escoceses. Por aquel entonces, ya estaba en contacto con el reino de Francia, en horas bajas tras las disputas de los herederos de Felipe IV, comúnmente conocido por la historiografía, y el público en general, por ser el que acabó con los templarios.
Bien, en este marco de desconfianza europea, y con la Guerra de los dos Pedros aún reciente (1356-1369), comenzaron una serie de luchas internas en Castilla, para hacerse por la hegemonía de diferentes puntos del Reino. Es en este contexto donde nace Pero Niño.
Hijo de unos nobles menores (1378), a él se le debe el que, mediante su acoso al tener Patente de Corso, los piratas berberiscos, y los corsarios aragoneses, dejaran de atacar navíos castellanos y las costas del Reino de Murcia. 
Debemos apuntar que sus correrías guerreras comenzaron cuando no contaba todavía con dieciocho años, en las guerras intestinas que antes hemos mencionado, apoyando al rey Enrique III. Fue este mismo el que, en 1404, lo sitúa al mando de una flota para que, desde Sevilla, se traslade a Cartagena y realice ataques sistemáticos a las costas del norte de África, presionando de esa manera a los piratas. Otra labor que hubo de cumplir fue la de proporcionar seguridad a los barcos del reino de Castilla que surcaban el Mediterráneo, manteniendo a raya a los corsarios aragoneses, catalanes y mallorquines que acechaban cerca de las costas. Fue así como, tras una primera campaña de ataques a Oran y otras pequeñas poblaciones del actual Marruecos, se vio envuelto en una persecución que lo llevaría a sitiar la ciudad de Marsella. El Papa de Avignon, llamado el Papa Luna (hay que recordar que en ésta época hay un cisma dentro de la Iglesia Católica, y países que apoyan a Roma y otros a Avignon), tuvo que reunirse con el corsario, y convencerlo de que no atacara dicha ciudad. Tras unos días de tensión, finalmente optó por salir de puerto, pero continuó persiguiendo a los corsarios mallorquines hasta Cerdeña. Allí, a la vista de que no podía avanzar, se dirigió a las costas de Túnez, atacando diversas plazas costeras. A la vuelta al puerto de Cartagena, volvió a salir hacia Marruecos, saqueando y luchando en diferentes ciudades de la costa.
Pero su mayor actividad corsaria, la podemos observar en las campañas que dirigió contra ingleses en el Canal de la Mancha e incluso adentrándose en la zona francesa que pertenecía a Inglaterra. Con su pequeño ejército, y de un modo muy "español", plantó su cara castellana ante las puertas de Burdeos, tomando y saqueando la ciudad. Ante tal hecho, fue requerido a París, junto con sus compañeros franceses.  
Tras ese primer encuentro, estuvo durante cinco años atacando posiciones inglesas, sin dejar respirar a los habitantes de las islas cercanas a la costa. Saqueó Portsmouht, Pool y otras poblaciones, empeñándose incluso en llegar a las puertas de Londres. Aunque según la bibliografía, no lo consiguió, engañado por su tripulación la cual creía que era una locura. Supongo que, cuando a este hombre se le ponía alguien entre ceja y ceja, no lo dejaba escapar...como tampoco en sus amoríos, conocidos por toda Europa. Ya que se casó, en segundas nupcias, con Beatriz de Portugal (1409), hija de un infante portugués.
Esas gloriosas campañas inglesas, le valieron que fuera nombrado Primer Conde de Buelna (cerca de Santander).
Tras su vuelta de las mares bravas, y con la empuñadura aun caliente, se dirigió bajo el mando de Fernando de Antequera, a la zona del Reino de Granada, logrando importantes victorias hasta 1413, cuando perdemos la pista de este corsario peculiar. Sabemos que murió en 1453, y hasta nosotros ha llegado una torre que perteneció al corsario (cerca de Santander); y la biografía llamada El Victorial, escrita por Gutierre Díez de Games, que sirvió a sus órdenes desde 1401. En ella, narrada de manera épica, se nos narran las campañas vividas por Pero Niño, de una forma heroica. pero debemos pensar que, mientras que los ingleses tuvieron a Drake, nosotros tuvimos a Pero, Pero-Niño, con licencia para abordar.

Torre de Pero Niño en Buelna (Cantabria)

viernes, 13 de enero de 2012

Breve descripción de Carthago-Spartaria realizada por el Padre Ioannes (año 563 del nacimiento de NSJC)

Arribamos a la ciudad de Carthago-Spartaria, con la esperanza de que todo aquello que nos habían comentado durante el viaje no fuera cierto. Pero no es así. Desgraciadamente, he de confirmar, como aportaba en la anterior misiva, que el estado de la ciudad es tal, que las pocas personas que todavía resisten al abandono gubernamental y a las enfermedades provocadas por el penoso mar interno, se agolpan en la ladera del monte que llaman de Sculapio, dios pagano de la medicina. Malviven en los restos de un edificio abandonado, en el cual podemos ver las ruinas nefastas de lo que en otro tiempo, dicen, fue un edificio de espectáculos. Suponemos que de esos entretenimientos mundanos de los que gustaba disfrutar a los paganos. Con hombres vestidos como mujeres, con amplios tacones de madera. Riéndose de sus gobernantes y dioses como gustasen. Un teatro. Por el Espíritu Santo. ¡Un teatro! E incluso a alguien se le ha ocurrido reutilizar una de las entradas laterales como zona religiosa. Nuestro señor no se merece ese acto tan impío. Y no sé cómo el sacerdote del lugar ha permitido tal desfachatez.
En el mismo sitio, donde antaño se encontrarían las gradas del edificio, ahora hay casas. Sucias y desvencijadas, de una sola habitación, en las que habitan familias enteras. Las gallinas y demás animales campan a su alrededor, rodeados a su vez de basureros excavados en el suelo. Y eso da un aspecto más ensordecedor a la imagen.
El monje que ha venido a nuestro encuentro en el muelle, nos ha confirmado que pasaremos la noche en esta decrépita ciudad. Incluso quiere que demos una vuelta por lo que fue el centro de la colonia romana. Ahora está casi deshabitado, pero en otros tiempos, parece ser, gozó de gran esplendor. De hecho, y para que tengamos, según él, un acomodo mayor, nos vamos a hospedar en la antigua basílica de lo que fue el foro. Pero cual es nuestra sorpresa cuando vemos que tenemos que compartir cama con ovejas y demás rebaños. ¡Han usado los edificios como porqueras! E incluso la antigua curia del foro romano, es ahora lugar de prostíbulo. Lo único que permanece en parte sin tocar, son las calles, bien trazadas por los antiguos romanos, al conquistar la ciudad a los púnicos. 
Pero incluso en algunas de las calles vemos como se han excavado vertederos para defecar y tirar la basura de las comidas.
Así pues, la visión general que puedo tener de Spartaria es la de una ciudad muerta.
Cuentan que muchas de las personas que vivían aquí y en los alrededores, se han trasladado al interior. No quieren vivir bajo el dominio de los romanos de Oriente. Prefieren ir a ciudades como Elo o Begastri. Dicen que con los visigodos, aunque no sigan los preceptos del Concilio de Nicea, viven mejor. Que sus ciudades no apestan, y que los obispos son respetados. No como en la zona gobernada por los orientales.
Al entrar en lo que antes era el foro, hemos podido ver lo que pueden ser antiguas piscinas, de los baños públicos que existen en toda ciudad por la que hayan pasado los romanos. Pero, al igual que muchos edificios, se encuentran abandonas, con hierbas que les crecen rompiendo los muros antaño fuertes. Incluso alguna familia sin hogar se refugia en el interior, haciendo fogatas. 
También hemos pasado por la plaza foral, hallando en ella algunos hornos, en los que se fabrica desde pan hasta vidrio, armas. En fin, todo un conjunto de olores fuertes que no dejan respirar a nadie.
Dicen las leyendas que hemos podido leer, que fue fundada por un héroe de la Guerra de Troya, aquel episodio mítico sin duda. Y que luego fue capital de numerosos imperios y culturas. Que fue la de las altas murallas. Pero ahora sólo quedan casas de techos bajos. Que fue la de los imponentes edificios de mármol. Y hoy en día vemos como los habitantes se llevan esos productos carísimos para aglutinar las construcciones de sus casas. Hay capiteles en las paredes y figuras que sirven como objeto para que los niños tiren piedras. 
En fin, una amalgama de colores grises se cierne sobre Spartaria, alejada de la mano del Altísimo. Esperemos que con la labor que pretendemos realizar, logremos que vuelva a ser consagrada y tocada por la mano de Dios.
Mañana, nos dirigiremos a la montaña "mágica".

lunes, 9 de enero de 2012

Los monjes galos arriban a Carthago-Spartaria

El levante arreciaba aquella mañana de Marzo. El pequeño barco que conducía a los portadores de nuevas ideas, venidos de la antigua Galia, llegó al puerto de aquella a la que llamaban Carthago-Nova cuando el primer rayo de sol apuntaba en el horizonte isleño.
Habíamos llegado a Hispania, otrora provincia del acabado Imperio Romano de Occidente, en flaca decadencia desde que las minas dejaron de dar sus frutos. Nada más descender por la pequeña pasarela que nos conducía al muelle, nos dimos cuenta que aquella ciudad había vivido tiempos infinitamente mejores. Ahora sólo podíamos observar marineros borrachos agolpados en las tabernas de mala muerte, junto con prostitutas que ofrecían su servicio incluso a nos, monjes llegados del norte. Lo único que podíamos hacer por varias de las gentes allí agolpadas era rezar, porque el señor misericordioso los llevara al buen puerto del descanso eterno, antes que se hicieran más daño a ellos mismos y a los que les rodeaban.
Llegó entonces a nuestra altura, el olor insoportable de un contenedor en el cual, según decían, descansaba la última producción del famoso "garum", la salsa de pescado tal alabada por el impío Plinio siglos atrás. Había tenido la oportunidad de leer sus obras, al igual que las de Polibio y Livio, para ilustrarme sobre la más que honrosa historia de esta deprimente ciudad.
En la actualidad se encuentra en poder de los romanos de oriente, venidos de Bizancio, por la gracia de su señor, Justiniano. He de decir, que las noticias que llegan no son buenas, puesto que, mientras que el emperador agoniza en sus palacios opulentos, su imperio renovado también agoniza con él. Los germanos vándalos de Africa no terminan de someterse, y en la vecina Italia, las revueltas entre diferentes clanes dinásticos, han dado al traste con la toma y posesión de Roma.
Así pues, con este panorama tan desolador, que no es otra cosa que un cambio orquestado por el altísimo, llegamos a este puerto decrépito, del que una vez partió Aníbal, el gran general púnico, para no volver. Nos han hablado de la familia del Dux Severiano, antiguo gobernador de este lugar. Un gran hombre, con grandes hijos, que según parece, han tenido que salir de aquí y dedicarse al sacerdocio. Esperamos que el señor les depare mejor destino que a la ciudad en la que nacieron.
Nosotros, por nuestra parte, arribamos en este día ventoso, para dirigirnos, a través de las ruinas que un día fueron edificios majestuosos, a un paraje, cercano a la laguna salada, en el cual se establecieron los hombres desde el comienzo de la creación. Según dicen, ya los pueblos anteriores a Roma se establecieron en sus cercanías para alabar a sus dioses en los promontorios gemelos. Ellos tal vez no lo sabían, pero estaban alabando al mismísimo Dios...
Allí nos dirigimos. Donde desde hace un tiempo se han establecido unos compañeros que siguen las ordenanzas de San Agustín. Habitan unas cuevas en un monte cercano al mar, desde el cual habrán divisado nuestra llegada. Dedican todo el día a la meditación, a llegar a conocer a Dios. E incluso algunos han hecho votos de silencio, según nos comenta el monje que ha venido a nuestro encuentro al puerto.
Esperamos que nuestro nuevo establecimiento religioso sea de su agrado, y un punto de encuentro para todos aquellos que peregrinamos a adorar a nuestro querido Gilles...

martes, 3 de enero de 2012

Año nuevo en la antigua Roma

Comenzamos el año 2012 desde el supuesto nacimiento de Ieshua Bin Ioseph; así como lo explicó Dionisio Exiguo, hace ya más de milenio y medio. Es posible que dicha fecha haya sido realizada con un error de unos cuatro o cinco años, debido a que la supuesta ida a Egipto se produce en la época del censo de Augusto, que se celebró en torno al año 4 a.C. Aun así, la celebración del fin de año y comienzo del siguiente es, como en otras muchas culturas, un vestigio que nos queda de cuando el ser humano no se medía con líneas, sino con círculos. Cuando la plantación y recolección de alimentos (lograda unos milenios atrás), suponía el cambio más importante de una estación a otra, y los dioses eran los ríos y las montañas.
Unida a esa tradición, se nos conserva la del nacimiento de Cristo, que otros autores, también basándose en los textos bíblicos, suponen en torno al comienzo de la primavera, y no en las fechas en las que lo celebramos.
En época romana, estas fechas de celebración suponían, para unos, el nacimiento de Mitra (dios adorado sobre todo en Persia, representado con un gorro frigio matando a un toro). Para otros, era la celebración de la Saturnalia (las fiestas de Saturno). Se realizaban en torno a finales de Diciembre de cada año, en honor al dios de la Agricultura, Saturno. Y terminaban con la fiesta del Sol Invicto, el día 25 de dicho mes, coincidiendo también con la festividad mitraica; y además el comienzo del año, ya desde época republicana, suponía el comienzo de las nuevas magistraturas.
Era una festividad concebida para la celebración del fin del oscurantismo, de los días de lluvia; y la llegada del día, de la luz que a todos da vitalidad. De hecho, incluso a los esclavos (no considerados personas normalmente) se les otorgaban días de vacaciones.
Un tema que toca más la moral del que escribe, es el referente al comienzo de la celebración de las Saturnalia. la batalla del lago Trasimeno en 217 a.C., cuando Anibal, al mando de su poderoso ejército púnico, derrotó al ejército romano que intentó cortarle el paso, para evitar su acercamiento a Roma. Una Roma que, sin embargo, no vio al general cartaginés pasear por sus calles, celebrando un triunfo que, sin embargo, en terreno abierto fue arrollador. Suponemos que, años más tarde, tomadas Kart-Hadast, Gadir y su amada Carthago, se arrepintió de no tomar la ciudad eterna. Pero eso nunca lo sabremos. Aunque podemos realizarnos varias preguntas, que muchos otros se han hecho antes como ¿por qué no tomó Roma cuando pudo hacerlo?; ¿qué hubiera ocurrido si hubiera tomado la ciudad?, ¿hablaríamos ahora un neopúnco mezclado con lengua latina?
La derrota del lago Trasimeno supuso un gran barapalo para los romanos, que veían como este "hombre del saco", se acercaba peligrosamente. Pero supieron recomponerse y mandar a un joven Escipión al mando de, según Polibio, en torno a 22000 hombres, para tomar las posesiones peninsulares de los púnicos. Tras desembarcar en torno a Tarraco y llegar a la llamada más tarde Carthago-Nova, tomó dicha ciudad, acabando de un plumazo con las opciones púnicas. Hay fuentes literarias que nos hablan de un intento de retomar la ciudad por parte de los generales púnicos que andaban en luchas y razzias contra los iberos (Polibio y Tito Livio), pero fueron repelidos fácilmente por las tropas del general romano. Se demostró así, que hasta la mejor de las fortalezar puede ser tomada si no dispone de una buena defensa. Y a los púnicos en Carthago-Nova les pasó eso mismo. Dispuestos de un paupérrimo ejército de en torno a 1000 hombres de armas (siempre según Polibio), tuvieron que resistir un ataque desde tierra y mar, siendo bloqueadas todas las comunicaciones con el exterior. Con lo que si no hubieran claudicado por las armas, lo hubieran hecho por el hambre. Más tarde, en otros episodios bélicos de la antigua Roma, hemos visto como ese esquema (la contravallatio), como el de sitiar la ciudad mediante el hambre, han sido usados por "generales" romanos. El propio Escipión Emiliano lo usó para tomar Numancia; y casi un siglo más tarde Julio César volvió a usar la misma táctica, ante el temor de una más posible internada del resto de las tribus celtas-galas en el sitio de Alesia.
Así pues, podemos observar como todo en la Historia puede ir totalmente conectado, desde las siempre nombradas Guerras Púnicas hasta nuestros días.