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jueves, 1 de agosto de 2013

Arqueologías veraniegas

     Algunos de los que leen este paupérrimo intento de expresión literaria saben que el que escribe se dedicó una vez a la Arqueología de Urgencia, llamada así a la que se realiza de manera privada, tabajando para empresas de construcción o de arqueología. Obviamente la llegada de la crisis hace que nos replanteemos los trabajos que queremos hacer, y los que podemos hacer. Por suerte actualmente me puedo dedicar a otro tipo de trabajo, relacionado con los estudios que realicé e igual de importante que la Arqueología: mostrar lo ya excavado para que las personas interesadas en la cultura y patrimonio que nos rodea puedan conocerlo de primera mano, en un yacimiento musealizado. Pero todavía me permito, -mientras me quieran-, el dedicar un mes veraniego a las excavaciones arqueológicas, que además me sirven para avanzar en el empecinamiento de terminar la tesis doctoral, comenzada hace un año aproximadamente.
    Hoy en concreto vamos a hablar de una de las excavaciones en las que participo, pero no de manera arqueológica, sino personal, debido a que desde 2006 me vi unido a esa ciudad de murallas mágicas, que cada año nos depara nuevos desafíos, con personas que van y vienen, con un grupo que se ha mantenido fiel en los últimos años, y que esta campaña ha realizado su particular canto de cisne, debido a que muchos partirán con alas renovadas a por nuevos desafíos, que espero les deparen mejor suerte que a mí.
    Además, los designos de los dioses me llevaron a comenzar una aventura que en Septiembre de este año ya cumplirá seis otoños, y que, como intento prever, me llevará al mejor de los puertos, a disfrutar de un futuro mejor en el Peloponeso.
    Por todo ello, creo que este enclave ha significado para los que hemos estado ahí hasta el final, un antes y un después en nuestras, de momento, jóvenes vidas, que un día se tornarán viejas y que recordarán estos días con un halo de nostalgia y alegría por habernos conocido, haber sufrido y disfrutado, reido y llorado, cantado, recitado poemas de personajes ilustres, lecturas comprensivas de textos incomprensibles y demás actividades que se quedarán en el subsconsciente para salir a flote de vez en cuando y decir: yo estuve allí.

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